El reciente nombramiento de Romel Pacheco al frente del deporte nacional ha sido recibido como una bocanada de aire fresco. A diferencia de administraciones anteriores, Romel ha marcado una clara diferencia con su enfoque empático hacia los deportistas y las federaciones. En una nación donde los atletas a menudo se sienten desatendidos, este cambio de estrategia ofrece un rayo de esperanza. El diálogo abierto con los deportistas y la escucha activa son áreas que la administración pasada había descuidado, y ahora se percibe un cambio de rumbo que muchos ven con buenos ojos.
Una de las primeras acciones significativas de Romel fue detener el retiro y la disminución de las becas a aquellos deportistas que no lograron resultados bajo las reglas operativas anteriores. En un movimiento que refleja el estilo de la Cuarta Transformación, se ha dado prioridad a las necesidades reales de los deportistas, dejando de lado la burocracia innecesaria y poniendo énfasis en el apoyo directo a quienes más lo necesitan.
Sin embargo, el verdadero reto no solo será mejorar la preparación de los atletas mediante entrenadores de élite mundial, sino también encontrar formas innovadoras de asegurar mayor financiamiento, tanto público como privado. Romel deberá desplegar todo su ingenio para reactivar el interés del sector privado, que en el pasado se mostró dispuesto a apoyar el deporte amateur en México a través del extinto CIMA. Recuperar esa confianza será crucial para garantizar que el deporte nacional cuente con los recursos necesarios para crecer y competir en los niveles más altos.
Adicionalmente, será esencial fortalecer la Escuela Nacional de Entrenadores Deportivos, pero es imperativo ir más allá: atraer científicos, expertos internacionales y desarrollar una nueva escuela mexicana de ciencias del deporte. Este enfoque holístico permitirá no solo una mejor preparación de los deportistas, sino también la creación de una estructura sólida que garantice el éxito a largo plazo.
Romel Pacheco enfrenta el desafío de mantener la empatía que lo ha caracterizado, al tiempo que desarrolla una estrategia que atraiga nuevas fuentes de financiamiento, capacite mejor a nuestros entrenadores y fortalezca las bases del deporte en el país. El futuro del deporte mexicano puede brillar más fuerte que nunca, pero requerirá creatividad, compromiso y la capacidad de construir alianzas sólidas para alcanzar el éxito.’