Política

Michoacán, laboratorio de la seguridad nacional

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La presentación este domingo en el Patio de Honor de Palacio Nacional del Plan Michoacán por la Paz y la Justicia marca más que un despliegue operativo: es la primera señal de cómo el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum pretende abordar el desafío más complejo de su administración —la seguridad— con una fórmula que combina continuidad, inteligencia y control político del territorio.

El mensaje del secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, fue sobrio, pero estratégico: Michoacán no es un caso local, sino un espejo de la violencia que desborda los límites estatales. En su discurso se lee la intención de convertir a la entidad en laboratorio de la nueva etapa de seguridad nacional, donde la presencia federal se articula con una lógica de “territorialización del Estado”: más coordinación, más inteligencia, más avanzada, menos reacción, menos improvisación.

El plan retoma los cuatro ejes de la Estrategia Nacional de Seguridad, que son: atención a las causas, consolidación institucional, inteligencia e investigación y coordinación. Para el caso, estos cuatro ejes han sido traducidos en una operación quirúrgica contra la extorsión y los delitos de alto impacto. De tal manera que no es casual que García Harfuch haya enfatizado este delito, ya que en Michoacán la extorsión es el impuesto real que pagan agricultores, transportistas y empresarios. Combatirla es golpear el músculo financiero del crimen.

Al mismo tiempo, la presencia reforzada de la Guardia Nacional, la Secretaría de la Defensa Nacional y la Secretaría de Marina confirma que el modelo de seguridad civil-militar sigue vigente, aunque ahora ciertamente bajo un mando civil más visible y con narrativa de justicia y proximidad social. El reto será evitar que el eje de la coordinación se diluya en burocracia y que la Guardia Nacional no repita los vicios de las policías del pasado.

Michoacán vuelve a ser campo de prueba: si ahí funciona el equilibrio entre inteligencia, justicia y presencia federal, el modelo podrá replicarse en otras zonas críticas. Si fracasa, la administración Sheinbaum enfrentará su primera crisis estructural.

Palabras clave

Por ahora, el mensaje es claro: la paz no se decreta, se construye con autoridad, justicia y presencia permanente. En esa ecuación, el estado de Michoacán es el “punto cero”.


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Óscar Cedillo
  • Óscar Cedillo
  • Director General Editorial de Grupo @Milenio. Journalist, Digital, DJ and Biker / Escribe todos los lunes su columna Contraseña
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