El abogado Jesús Hernández Alcocer murió dentro de su celda del Reclusorio Norte. Así lo confirman internos que fueron testigos de la desesperación del escolta que lo acompañó en su encierro desde el pasado mes de junio, y quien el pasado 4 de octubre, aproximadamente a las 9:30 de la mañana, pidió auxilio a los servicios médicos para atender al sujeto que yacía pálido en su cama. Al parecer, ya sin signos vitales.
El presunto feminicida de la cantante Yrma Lydya estaba acompañado todo el tiempo por su escolta en el dormitorio 2, estancia 9, zona 3 del penal, donde están ‘los padrinos’; se paga por ese espacio donde incluso se puede recibir la visita íntima; el escolta se ocupaba de atenderle a su jefe cuidados y caprichos: alcohol y comida en exceso sobre todo, sin importar que a sus 79 años mostrara un serio deterioro en su salud vascular.
Lo habían visto salir de urgencia al hospital el 12 de septiembre, pero se le veía todavía con fuerza. Le insistían en el reclusorio que se mantuviera bajo vigilancia médica en el hospital, pero él siempre se negó en tanto aseguraba que quedaban pocos días para que el juez que llevaba su caso le concediera la prisión domiciliaria.
Le entusiasmaban, dicen quienes convivían con él, varias llamadas que desde su teléfono celular (sí, el que tenía dentro del reclusorio) habría tenido con su “amigo” —o eso decía el finado— el presidente del Tribunal Superior de Justicia de CdMx, Rafael Guerra. No se tiene confirmado si éste le respondió, pero las llamadas existen y la certeza de que pronto estaría en la comodidad de su domicilio era expresa.
Aquel martes Jesús Hernández, el abogado de la pistola ‘matapolicías’, pasó lista a las 7:15 de la mañana y desayunó los alimentos del menú especial que le llevaron de la cocina de la prisión y no el llamado ‘rancho’ que es el destinado a la población general —solo Emilio Lozoya y Javier Duarte piden siempre comida de fuera—. Un par de horas después vino el colapso; nada pudieron hacer los servicios de emergencia. Salvo retrasar, como retrasaron, el anuncio del deceso. No se sabe si Hernández pagó antes de salir del restaurante Suntory aquella noche. De otra cuenta, quedó un saldo pendiente. Así es esto de la injusticia.
Palabras clave
“Los juicios son un asunto demasiado importante como para dejarlo en manos de meros abogados”: Georges Clemenceau.
@Conejocedillo