Con la mayoría calificada en la Cámara de Diputados y, a solo dos votos de la mayoría calificada en el Senado de la LXVI Legislatura, Morena y sus aliados podrían aprobar la propuesta de reforma electoral que pretende eliminar a los institutos electorales locales, con lo que el Instituto Nacional Electoral asumiría la organización completa de las elecciones locales.
Una propuesta que no es nueva. En 2014, el Partido Acción Nacional la abanderó en el marco de las negociaciones del Pacto por México y, en 2018, nuevamente fue impulsada, en ese momento, por Morena.
De concretarse esta reforma, se aumentarían las funciones y la carga de trabajo para la nueva institución electoral, el “Instituto Nacional de Elecciones y Consultas” (INEC).
Ante este escenario, el aumento en el número de funcionarias y funcionarios en el Servicio Profesional Electoral Nacional (SPEN) es inminente, dadas las características y dinámicas propias de las elecciones locales, especialmente, de las municipales.
Organizar elecciones locales aparentemente requiere de lo mismo que las federales, pero no es así. Las características propias de la democracia local requieren del expertise con el que cuenta el personal del Ietam y del resto de los organismos públicos locales electorales (OPLE) de todo el país; diríamos que ese conocimiento es indispensable para nuestra democracia.
El Servicio Profesional Electoral Nacional y el de los 32 institutos electorales locales son la columna vertebral del Sistema Nacional Electoral por lo que, la próxima reforma electoral que pretende convertir al INE en una institución de dimensiones cetáceas, es necesario que se haga una cirugía de precisión que proteja esa columna y evite paralizar al nuevo INEC.
No obstante, 2024 presenta un mejor escenario para esta reforma. En 2014 no existían los Servicios Profesionales Electorales locales (SPEL) y, en 2018, los SPEL que existían, aún no estaban consolidados.
Actualmente, las 32 entidades cuentan con personal profesionalizado y evaluado con los mismos estándares del SPEN, lo que facilitaría el proceso de incorporación del personal del OPLE necesario para organizar las elecciones locales, ahora, desde el INEC.
Como una ballena azul que puede llegar a medir hasta 30 metros de longitud y pesar más de 150 toneladas, el INEC crecería al asumir nuevas atribuciones que estaban distribuidas entre los 32 organismos electorales locales y se convertiría en una institución de grandes dimensiones, cual ballena azul.
Si bien es cierto que, la propuesta de reforma electoral es ambiciosa, querer centralizar y, a la vez, mejorar la eficiencia, conlleva riesgos significativos.
La desaparición de los OPLE y la concentración de sus funciones en el INEC podría traer consigo desafíos logísticos y operativos que requerirían una cuidadosa planificación y ejecución.
Por lo que, proteger la columna vertebral del Sistema Nacional Electoral, el Servicio Profesional Electoral Nacional y los servicios profesionales de los institutos locales, permitirá asegurar que el nuevo INEC no solo crezca en tamaño, sino se convierta en una gran ballena rosa en capacidad y eficiencia para fortalecer nuestra democracia.