Cultura

Me late revancha

  • Fuera de Registro
  • Me late revancha
  • Nicolás Alvarado

Escuchar audio
00:00 / 00:00
audio-waveform
volumen-full volumen-medium volumen-low volumen-mute
Escuchar audio
00:00 / 00:00

Supongamos que me late que un cliente elude impuestos. Y que una proveedora pide moche a quienes contrata. Y que un cantinero adultera sus tragos. Pero carezco de pruebas: nomás tengo corazonadas.

Si son lo bastante fuertes y quiero hacer lo correcto, lo más que puedo es dejar de trabajar para el primero, de contratar a la segunda, de frecuentar el bar del tercero.

Supongamos ahora que otro cliente me ha pedido de manera explícita una comisión por un contrato. O que he visto a mi vecina maltratar a sus hijos. Y que tengo manera de probarlo. Entonces levantaré denuncias ante la justicia, que abrirá procesos, y determinará a partir de ellos si procede castigo. (Habrá que descartar que haya yo urdido una calumnia para vengarme de ellos por algún agravio. Por no hablar de la posibilidad de que mi interpretación sea errónea: ¿y si en realidad la vecina y su familia ensayaban una representación teatral?).

Respecto a cinco de los seis ex presidentes mexicanos vivos (habrá que preguntarse por qué exime al restante), el actual dice tener lo que parecen corazonadas de que cometieron delitos en el ejercicio de su cargo. Que, por cierto, yo comparto en dos de los casos, pero no en tres. Que, por cierto, yo ampliaría al personaje que él no acusa. Que, por cierto, muchos extenderían a él mismo. ¿Importa lo que nos lata a él o a mí o a todos? No, porque por fortuna existe un sistema de impartición de justicia que deberá exigir pruebas para juzgar a un ciudadano y garantizarle presunción de inocencia y debido proceso.

Si el Presidente tiene pruebas de conductas delictivas de sus antecesores, que las presente —y que lo haga caso por caso, a menos de poder probarles asociación delictuosa— y que los tribunales los juzguen. De no tenerlas, nada hay de qué hablar, y menos aún que votar. En un estado de derecho, aun si metafóricos, los juicios de ordalía, en que el acusado era arrojado al río y declarado inocente si flotaba y culpable si se hundía, no pueden tener cabida.

¿Deben ser juzgados cinco ex presidentes? Me late que unos sí y otros no pero, ante la ley, eso debe carecer de importancia. Justicia es debido proceso, no corazonadas. 

Google news logo
Síguenos en
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.