El movimiento artístico y cultural en la historia moderna de las Cholulas, no hubiera sido posible sin la migración a esta tierra de la gran pirámide, de personajes con filosofías fincadas en la generosidad; tal cual como nuestro huésped para esta nueva entrega de “Desde Cholula Con Amor”, pasen ustedes.
¿Quién y desde cuándo?
Iván Lemus Ramírez, “Chuma”, nacido en la hoy alcaldía Iztapalapa en la Ciudad de México, justo al pie del cerrito de la Estrella, un veintiuno de agosto al inicio de las década de los ochentas (dicen que los nacidos en ese día y ese mes, siempre son los guapos de la fiesta); es el segundo de tres hermanos, Alex y Katya.
Sus primeros años de vida se repartían principalmente en Iztapalapa y hacia Xochimilco y Tláhuac, vecindades de los abuelos paternos y maternos; de los primeros hereda la cultura de la siderurgia y el esfuerzo fraguados en la Fundidora de Monterey y de otros con orígenes campesinos y mineros en el Bajío guanajuatense le heredan esa relación con la tierra. Desde ambos linajes le mostraron el camino del barro sin mostrárselo, así los abuelos.
Sin embargo un año antes de llegar a su segunda década de vida, se muda Guadalajara donde en una etapa fugaz pero muy gozosa y ya con un oficio en sus manos, trabajando la madera y haciendo muebles se conecta con lo que sería otra de sus grandes pasiones, la docencia. Y se ve involucrado en un proyecto de la Secretaría de Educación creando una clase de iniciación creativa para pequeñitos en jardines de niños del ámbito rural de Zapopan.
El caminito de la escuela
En algún momento, se encontró con la convocatoria del INBA para acceder a estudiar la
Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado "La Esmeralda", y también se encuentra con ese pendiente de vida y se estampa con la disyuntiva de seguir en la perla de occidente viviendo entre la sierra de Zacatecas, la playa y el bosque o regresar a la capital “mexa”. Finalmente pesa más el mundo de lo material y Chuma va de regreso, dejando atrás esa historia de amor. El Hospicio Cabañas, se perdió de un gran alumno.
La Esmeralda se hace de su alma mater y se instala en la casa de los abuelos paternos, una casa abandonada para ese momento, pese a los esfuerzos de padre y tíos por mantenerla lo más sana posible y la convierte en su primer gran laboratorio, su taller experimental, un sitio donde enlaza la vida académica y la materialización de todo ello, la fotografía, la escultura, la pintura al óleo, el dibujo. Se entiende con el fuego, con el metal, con la madera, con el ensamble con el barro en las brasas. La tridimensión en complicidad con la piromanía, el trance y la fiesta dan paso a la cerámica y entonces, los cimientos están dados, aunque no supiera a ciencia cierta lo que estaba haciendo. Pero, en los años de aprendizaje ¿quién tiene idea de lo que está haciendo?
 
	A Cholula por la fiesta
Para dos mil ocho, año en que termina la universidad, decide mudarse, no le era una tierra ajena, dos primas que ya estudiaban en la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP), eran el pretexto para fiestas, navidades, los cumpleaños y así se dio una relación de familiaridad, en una Cholula donde no había “nada” y sin embargo, ante los ojos de este futuro maestro alfarero, todo aquello era tierra fértil para “crear”. Siempre hubo apoyo de amigos, de familiares, siempre hubo una casa, un colchón un sillón que le daba hospedaje.
El primer paso fue continuar con lo aprendido y despertado en Zapopan, dar clases, comienza en una escuelita de la zona, renta una casa muy antigua cerca del famoso “Pulque Para Dos” en la calle cuatro, donde arma bastidores, da clases de óleo y sin entenderlo está sumándose a un movimiento artístico en una Cholula que terminaba en un naciente “OXXO” en una vacía calle catorce, una Cholula de silencios, donde las referencias eran las caballerizas y las caminos de tierra. Una Cholula de un piso y de horizontes claros.
Dadaísmo Choluteca electrónico
Para una tierra en donde la cultura era un sinónimo de buscar en el diccionario su significado, el abrir el espacio artístico de Chuma a públicos jóvenes, por curiosidad o por vocación fue el eco que le acercó por convivencia, amistad o conocimiento a posteriores actores que en su momento han influido, Luis Colchado (fotógrafo), Goyo (DJ Gosh), CRON (artista plástico y muralista), Úrsula Prawn (leyenda viva de la música electrónica), entre otros. Es muy complicado que tantos talentos se hayan reunido en una tierra que más que prometer un futuro de realizaciones ofrecía homilías perdidas entre la herencia prehispánica y la invasión de la cruz.
La escena tan poderosa que se crea en Cholula con la música electrónica, crea un caldo de cultivo en donde Chuma se conecta a una segunda universidad. Arte, performances, exposiciones, fiesta, calles inundadas de borregos, campo, y mucha buena voluntad.
Calles sin asfalto, el origen del viaje
Si en la cotidianidad de los días de Chuma en la Ciudad de México se veía rodeado de gente, metros, smog, ejes viales, en Cholula se vería rodeado de calles inundadas de borregos, carretas, ganado en camino a pastorear y en épocas de lluvias muchísimas calles de tierra que se convertían de lodo “aquello era un viaje”, porque con el transitar de las llantas de los carros, aquel lodo se convertía en barro y es ahí, con ese barro de la calle de su casa donde empieza hacer cerámica, una cerámica Choluteca por definición y origen.
Del horno primero al horno internacional
Hubo de transitar pidiendo trabajo entre talleres para aprender hacer un horno, usarlo, comprender los tiempos y procesos del horneado del barro, y gracias a la generosidad de maestros alfareros como Don Tello y su Esposa en San Matías y a su gran mentor, don Arnulfo Coyotl Juárez de San Pablo Tecámac es que despega su carrera y quehacer como alfarero, investigador y viajero del barro.
De aquel primer hornito, al horno y espacio cultural el “Jardín Ololiuqui” ha pasado tiempo, tiempo que he hecho que su nombre viaje fuera del país y futuros artistas lo vengan a buscar para aprender.
Sin embargo, nada de esto hubiera sido posible, sin ese corazón tan generoso y amoroso que Chuma posee, tan así, que Cholula lo reconoce como su hijo, un Choluteca internacional.
Fin.
 
	 
        