La semana pasada abordamos los deseos electorales que deberían acompañar las primeras seis campanadas al alba de 2026 con las reformas en puerta. Van en esta ocasión los deseos restantes para completar la tradicional docena con la que iniciamos el año.
Un INE que no solo mantenga, sino que acreciente su autonomía. Consejeras y consejeros electorales a salvo de señalamientos o persecuciones por expresar su opinión o por el sentido de sus votaciones ejercidas en el marco de las funciones que la ley le confiere.
Fortalecimiento del Servicio Profesional Electoral, uno de los más importantes cuerpos de servicio civil de nuestro país. Que su experiencia y compromiso sean siempre honrados y reconocidos.
Paridad total. Para ello se requiere alcanzar hitos importantes. De entrada, que no haya más resquicios en los que se aloje el patriarcado. Eso incluye integrar la perspectiva histórica en la definición de las candidaturas; que lleguen las mujeres a todos los cargos de elección popular a los que no han llegado a lo largo y ancho de nuestra geografía. Necesitamos también erradicar la violencia política hacia las mujeres en razón de género. Eso implica que una transformación social profunda que no aplique un doble rasero a la hora de evaluar el desempeño de los liderazgos femeninos. Pero también implica que las mujeres votemos mujeres para los cargos de elección popular. Esa decisión pasa por la plena comprensión de que son siempre más las cosas que nos unen que las que nos separan.
Mantener a la educación cívica como una labor fundamental del INE. Acrecentar la coordinación con el aparato educativo del Estado para potenciar los resultados de estos esfuerzos. Solo así podremos lograr que la generación que votará por primera vez en el próximo proceso electoral y las subsiguientes, sientan apego a los valores democráticos.
Partidos políticos dispuestos a democratizar su vida interna en vez de escudarse en su autonomía para legitimar imposiciones.
Eliminar la polarización como sello del debate público y sustituirla por argumentaciones constructivas que permitan contar con una ciudadanía informada.
¡Salud por nuestra democracia!
