Dicen que el mejor lugar para esconder algo es ponerlo a la vista. Creo que un ejemplo de ello puede estarse gestando en la política francesa. En ese país, no exento de desafección política, la Asociación de Jóvenes Electos de Francia propone una serie de medidas que, a unos meses de que se lleven a cabo las elecciones municipales en ese país, incentiven la participación de personas menores de 35 años en esos puestos.
México no es ajeno a las propuestas para garantizar la representación juvenil en los cargos de elección popular; grupos e individuos han pugnado porque se establezcan cuotas que hagan posible que este grupo etario, al que pertenece alrededor del 30 por ciento del padrón electoral, cuente con espacios reservados para sus candidaturas. Si bien a nivel federal el Instituto Nacional Electoral determinó que su presencia quedaba solventada de manera transversal por la pertenencia de estas juventudes a otros grupos también considerados vulnerables –y, por lo tanto, sujetos de cuotas y otras medidas afirmativas– en entidades como la Ciudad de México y Tabasco, sí se implementaron algunas acciones en su favor.
La propuesta de las juventudes francesas no ha tomado esa ruta, sino una que va en el sentido de volver los espacios políticos una arena menos árida respecto de la realidad de las juventudes. Por ejemplo, proponen que si llegan a un cargo público se les apoye con la posibilidad de faltar a la escuela cuando sea necesario o cambiar la fecha de sus exámenes, de manera que la política no interfiera con su educación. Sugieren también que se garantice que todos los órganos a los que se integren puedan llevar sus sesiones a distancia y que de esa manera puedan argumentar y emitir sus votos sin estar obligados a desplazarse. Sugieren también medidas que concilien ese rol con la vida familiar, poniendo a su disposición guarderías para sus hijos pequeños.
Quizá la solución a la desafección política está escondida en el lugar más obvio: en las propuestas de las juventudes que son quienes, sin duda, más tienen que perder por las malas decisiones públicas. Lo mismo en México que en Francia.