Política

Una elección “maravillosa”

Desde luego que es entendible la postura de la presidenta Sheinbaum –“la mejor del mundo”, según López Obrador, en su breve declaración tras emitir su voto el domingo pasado–, en el sentido de que el proceso para elegir ministros, jueces y magistrados fue un rotundo “éxito” y que la jornada fue histórica y que había diluido los criterios de que nadie votaría. En cambio, presumió a más no poder el bajísimo porcentaje de quienes concurrieron a su llamado y que en resumidas cuentas oficialmente ascendió casi al 13 por ciento. Ciertamente mucho menos que los morenistas esperaban, aunque subió un poco en estados con elección concurrente, como pasó en Veracruz y Durango, que si bien el fenómeno se dio precisamente por el interés local ya que de manera estratégica fueron colocadas las urnas de la elección judicial.

En Veracruz mal resultó el asunto para Morena. A Rocío Nahle, la actual gobernadora, le salieron muchos tiros por la culata y perdió a lo menos medio millón de sufragios para su partido. El triunfo de la oposición fue categórico, le arrebató numerosos municipios y, total, es mal signo para lo que el “invencible Morena” pudiera haber esperado. Ahí todo indica que a Nahle se le hicieron bolas el engrudo y hoy rendirá muy malas cuentas.

La situación, en efecto, está muy lejos de estar para ser festinada. El fracaso fue mucho más estrepitoso que el esperado por críticos que asumían que Morena era lo suficientemente capaz de llevar adelante una movilización sustancial. Esta baja participación también representa una oportunidad perdida para la oposición al régimen –que tiene ya 8 años perdida, aturdida, obnubilada, sin saber qué hacer–, que pudo haberse organizado para capitalizar el descontento y, al menos, intentar arrebatar la presidencia de la Suprema Corte de la Nación. En lugar de invitar a no votar y restar fuerza a su reclamo, la oposición debería haber convocado a la ciudadanía a unirse y aprovechar el contexto para influir en el futuro judicial del país. La falta de acción y estrategia resulta alarmante, y el resultado refleja un desdén que seguirá costando caro.

Sin embargo, no hay que perder de vista que las metas esenciales fueron alcanzadas. Lo principal sí lo consiguió Morena al igual que la presidenta. Sencillamente se trataba de conseguir el dominio sobre el Poder Judicial. Y esto sí lo logró. Para muchos mexicanos el tema es visto como el fin de la democracia y la eliminación total de la división y equilibrio entre los tres poderes de la Unión. A estas alturas debe conocerse ya el perfil de quien encabezará el Supremo Tribunal y se habló con insistencia de Hugo Aguilar, un mixteco dedicado a los sectores indígenas, pero que de suyo le hizo mucho el “caldo gordo” a López Obrador con aquello de las consultas para las obras prioritarias de su administración.

No obstante, están en el juego y todavía puntean, en los primeros sitios, Lenia Batres, quien llega sin mayor mérito ni trayectoria en la judicatura, excepto el ser hermana de Martí Batres, actual director del ISSSTE, y enseguidita la plagiaria Yasmín Esquivel y, claro, también figura Loretta Ortiz, otra arribista con la que se armaron las cuatroteístas para frenar ambiciones de poder contra López Obrador. De esto, como muchos otros puestos claves en la Judicatura, no hay nada que nos salve ya. Para empezar, las carreras judiciales pueden irse a la basura.

Ahora que en lo estatal la “maravillosa” elección quedó todavía más acotada. En Jalisco las votaciones se redujeron a una mínima expresión, quizá en el orden del 7 por ciento de los registrados. Habrá quien atribuya esto al Gobernador Lemus, pues no hay evidencia de que ni siquiera acudiera a votar, pero la verdad es muy diferente. De tiempo atrás los morenistas jaliscienses se habían venido organizando a todo vapor para llevar a las urnas acarreados o lo que se pudiera. Carlos Lomelí encabezó ese plan que desde arriba le habían ordenado. Empero, ahí se dieron las primeras muestras de que Morena en Jalisco se sigue resquebrajando. La participación de otros actores tampoco ayudaron ya que solamente afloraron los divisionismos internos. Será quizá el estado o de los estados con menor participación electoral, esto solamente puede calificarse como un desastre, seguramente al igual que todo el proceso. Con un optimismo fingido, Claudia Sheinbaum dio su prueba de una debilidad inesperada, muy lejos de su alta calificación que le dan las encuestas nacionales e internacionales. Quizá, sólo quizá, la libre en su sexenio, pero de ahí a pensar que Morena será otro partido imbatible y eterno como lo fue el PRI en el pasado, habrá que pensarlo dos veces en que, a pesar del control que ahora ejercerá en los tres poderes, irá perdiendo en el camino y como tal el desgaste conduzca este partido a no durar vigente o con tanto poder como se creía. Así, la “maravillosa” elección de Sheinbaum no lo parece tanto.


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Miguel Zárate Hernández
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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