Política

México tan, tan democrático

Poco afortunadas, por decir lo menos, las expresiones continuas, insistentes de la presidenta Sheinbaum en cuanto a que México es “el país más democrático del mundo”. Si no fuera algo tan trágico movería a risa que a los mexicanos se nos quiera ver tan ingenuos como para creer las afirmaciones que eran muy frecuentes del anterior presidente en cuanto a que tendríamos un servicio médico superior al de Dinamarca, que sus obras eran las mayores del orbe y, en resumidas cuentas, que prevalecería aquí una situación de verdadera envidia a nivel mundial. Pero, transcurrido el sexenio que por muchas razones podríamos llamar de las mentiras, como la de que “no somos iguales” y muchas más, ahora sería de esperar un poco de realismo y autocrítica.

Sin embargo, la presidenta está muy lejos de ello. En sus versiones regionales (acarreos, pues), no deja de parafrasear al exmandatario quien debe estar más que inquieto por la corrupción aflorada en días recientes y, sobre todo, las implicaciones que conlleva la detención en Paraguay de Hernán Bermúdez y su traslado a México, particularmente porque a su “hermano” Adán Augusto López le llueven críticas externas y también internas por su relación cercanísima al jefe de La Barredora. Y sí, hay preocupación entre los morenistas ya que una acusación contra el coordinador de su partido en el Senado prácticamente acabaría con las aureolas de santidad que pretenden para perpetuarse en el poder.

Nuevamente a la presidenta le toca el papel más difícil: defender lo indefendible. Quizá apuesta al tiempo, a que Bermúdez no señale al senador o lo involucre de alguna forma, o que por otros medios se logre acallarlo. De otra manera no se explica que insista en que no hay nada contra Adán Augusto, cuando la investigación apenas comienza. Y es que a éste lo menos que se le acaba es el futuro político. Por ello son muchos los morenistas los que quieren destituirlo de su función coordinadora, de quitarle representatividad que los empañe, de arriesgar hasta las siguientes elecciones por el destape de una cloaca política, además de la legal y jurídica. Existe, naturalmente, el nuevo aliado para el encubrimiento y el trastocamiento de lo que concierne a la ley, a través, claro, de un Poder Judicial manipulado y servil.

¿Cómo puede la presidenta entonces subrayar una y otra vez que México es la primera democracia del mundo? Todos sabemos que su poder se extiende al Legislativo, mediante su mayoría afín y obediente a sus mandatos. Imposible creerlo cuando fueron empleados muchos recursos como la manipulación jurídica para pasar por alta el asunto de la sobrerrepresentación, o la cooptación de figuras innombrables para garantizar dicha mayoría. En fin, con todo y que fue innegable la votación que recibieron Morena y sus partidos satélites, no todo quedó tan limpio y democrático como asegura la presidenta.

Y qué decir del Judicial, “electo” con la décima parte de los electores potenciales. De suyo, la total sumisión del “nuevo” Judicial queda ya de manifiesto. Lenia Batres, investida ya como ministra renovada, anticipa que las iniciativas y decisiones de la presidenta Sheinbaum -así, por anticipado-, tendrán el cobijo de la Corte y, por supuesto, su aprobación.

Nada nos hace pensar ni creer en que el Judicial será autónomo, independiente. Nada. Todo lo contrario, ya hay barruntos que pronto pondrán al descubierto que todo forma parte del proyecto de nación unipartidista y autárquico. ¿Dónde puede ver la presidenta con sinceridad que México es un país democrático? Y eso por no mencionar muchos casos lacerantes, como lo es el ataque constante a los opositores, la censura a los medios, el castigo pseudo legal a comunicadores -como descaradamente lo hace su gobernadora en Campeche y en otros estados-, etcétera. ¿Esto también parece democrático, presidenta?

Y como, agregado, la defensa constante, contundente, a la figura de Andrés Manuel López Obrador, quien, dice Sheinbaum, está y vive “en el corazón de todos los mexicanos”. Se pasa así a la veneración al ídolo morenista, quien ya debería estar más entre quienes dejan un sexenio más para el olvido que de los verdaderos héroes. La verdad es que la presidenta seguirá actuando de esa manera al servicio y contento de su antecesor. Y es que, definitivamente, eso de que México es esa democracia que le enorgullece, es una estrategia más, mientras por sus propios hechos irán cayendo poco a poco quienes se equivoquen, quienes ensucian este sexenio para así lograr el control presidencial que tanto se le exige. Quizá ahora, más que nunca, cobra sentido la frase de Vargas Llosa y que nos viene más a modo: México es, de nuevo, la dictadura perfecta.


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Miguel Zárate Hernández
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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