Política

Codicia política y muerte

Parece que ni el hecho de que México ande cerca, muy cerca de constituirse en el segundo país en número de muertos por coronavirus en el mundo, ha quitado de la mente de muchos políticos sus afanes ante la próxima elección. Muy contrario a una actitud de solidaridad social, los partidos están empleando toda su artillería disponible -como la que significa el uso de tiempos oficiales gratuitos en medios electrónicos-, para denostarse y, aun en el caso de Morena que presume “donar” la mitad de su presupuesto a campañas contra el mal, en realidad solamente emplea los espacios para presumir supuestos triunfos gubernamentales bajo sus siglas y, lo peor hasta ahora, pretende en su provecho de imagen el usufructo de programas oficiales como la vacunación, según se ve, encaminándola por criterios nada ajenos a la promoción electoral.

Sabemos naturalmente que para el país hay mucho en juego en los siguientes comicios. Lo principal será ubicarnos en un plano genuinamente democrático y que, ojalá, permita un mayor equilibrio en los poderes que han venido perdiendo autonomía con la hegemonía del Ejecutivo y, así, evitar la autarquía del gobierno en la toma de decisiones trascendentales. Y, claro está, ni qué decir de la importante renovación de gubernaturas, ayuntamientos y legislaturas locales. Sin embargo, esta vez sería intolerable que se desplacen los intereses prioritarios, como la salud, por la vorágine partidista y las ambiciones que se muestran ya desbordadas entre los actores -malos actores, claro-, de la vida política nacional.

Mueve a vergüenza lo que hemos visto hasta ahora, y eso que las verdaderas campañas todavía no comienzan. Una vez que la población se ha venido convenciendo cada vez más de que la estrategia contra la pandemia es de manera evidente un rotundo, escandaloso fracaso, para mostrar rostro diferente y hacer un tanto olvidar casi un año de errores y falsedades, el gobierno federal está empleando el único recurso disponible, el de la vacunación, para dar la impresión de que es el salvador del pueblo y no el causante en gran medida de su situación. Para ello era necesario impedir asomaran otros “salvadores” que hicieran sombra, como los gobiernos de los estados e incluso los empresarios. A todos ellos prácticamente y con diferencias de horas, pasó de serles prohibida la injerencia en compra y aplicación de vacunas (lo que dizque va contra la estrategia nacional, según López Gatell), a una autorización expresa de nivel presidencial, en lo que fue el primer gran revés de López Obrador a su consentido subsecretario en lo que va de la contingencia. Sin embargo, ya parece que esto se ha dado efectivamente a destiempo y habrá que batallarle mucho para que otros, aparte del gobierno federal, consigan vacunas casi agotadas en el mercado mundial.

Para el gobierno de la república no había contado políticamente tanto el tema como ahora. El mismo gran elenco nacional de funcionarios afectados mostró la pésima postura adoptada por el presidente con respecto al impacto que tendría la epidemia y las medidas de prevención, como el cubrebocas. Hasta ahora 17 de 32 gobernadores se han visto contagiados, media docena de secretarios de estado, veintena de senadores, más cincuenta diputados, dirigentes de partidos y hasta decesos lamentables como el de la coordinadora de Becas para el Bienestar, Nohemí Leticia Animas. Apenas todo ello empieza a hacer conciencia en el aparato gubernamental de que no ha ido por el camino correcto, pero si, en vez de dar muestra de búsqueda de la unidad nacional ante el problema, se emplea el asunto como argumento para hacer proselitismo, lo más probable es que los fracasos continúen, con mayor costo en vidas y en saturación de hospitales.

Cuando vemos a esos “servidores de la nación”, tan identificados con el régimen y hasta los mismos colores de su partido, junto a una docena de “brigadistas” detrás de un solo puesto de vacunación -tarea de una sola sencilla y eficiente enfermera-, adivinamos el interés político que aprovecha el momento, la necesidad y el uso de un recurso pagado por todos los ciudadanos. Nada es gratis en este mundo, dijera alguien, pero de ahí que no nos extrañe que las luchas por candidaturas, el golpeteo a mansalva entre partidos, incluso los pleitos internos de los mismos al fragor de la pugna por lograr postulaciones, estén trastocando tanto la única verdadera lucha que por ahora importa, la que todos debemos enfrentar contra la pandemia.

Vendrán pronto las campañas que tendrán que ser atípicas, seguramente no de concentraciones masivas ni esas cosas acostumbradas. Quién sabe cómo le harán ya que, ni duda cabe, a fin de cuentas, esta vez en junio espera a todos un juicio popular y parece será muy severo, sobre todo para aquellos que sembraron discordias y se sirvieron de la crisis para encubrir con infamia su codicia de poder, dentro de una época marcada por el dolor, la desdicha y la muerte.

miguel.zarateh@hotmail.com

Twitter: @MiguelZarateH

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Miguel Zárate Hernández
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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