Política

Perdiéndole el miedo a hacer reingeniería

Angélica Martínez Valadez, comenta, si alguna vez se ha preguntado: ¿Acaso estamos haciendo las cosas bien? O por el contrario le ha surgido la inquietud sobre cómo poder hacer las cosas mejor, la respuesta a sus interrogantes la tiene la reingeniería. El hacer reingeniería implica realizar un reajuste “radical” a los procesos de su organización, especialmente, a los que refieren a hacer negocios. Pero ahí es donde al empresario común y corriente le empiezan a “temblar” los números, las personas, en otras palabras, le tiembla la mano para tomar esas decisiones radicales.

El concepto de reingeniería ha estado presente durante casi dos décadas y ha sido puesto en marcha en las organizaciones desde antes de la entrada del nuevo milenio. El término “reingeniería” se derivó de la necesidad de desarrollar sistemas de información confiables mediante los cuales la empresa pudiera retroalimentarse de lo que estaba sucediendo en el mercado, de lo que pensaban sus consumidores y aun dentro de la propia empresa, de la necesidad de escuchar la voz de su gente.

El miedo que tiene el directivo consolidado que se ha estancado en sus procesos es comenzar de cero. Pero, ¿cómo pretendemos obtener resultados diferentes si seguimos empeñados en seguir haciendo las cosas de la misma manera? Ya no genera una ventaja competitiva si intentamos reacomodar la vieja forma de hacer las cosas una y otra vez, ahora debemos aprender de esa vieja forma de hacer las cosas para hacerlas mejor. Tenemos que olvidarnos de cómo es para concentrarnos en lo que debe ser, y ello exige mucha destreza.

El rediseño de un proceso no consiste en una simple restructuración, sino en un cambio radical en la estructura de los procesos, entendidos éstos como una secuencia de actividades que crean valor para el cliente. Esto es posible a través de las “3C”: clientes, competencia, cambio. Cuando retomemos el interés en los requerimientos de calidad, rapidez, innovación, fabricación y servicio, estaremos logrando mejoras importantes en nuestros resultados.

• Las instrucciones son muy sencillas pero difíciles de poner en práctica, cuando se dirige con temor:

• Identificar quién hace el trabajo, dónde y cuándo se hace.

• Recopilar información confiable, precisa, oportuna, veraz y puntual.

• Organizar y reorientar metas y objetivos alrededor de los resultados y no de las tareas.

• Hacer que quienes utilizan el producto del proceso, lo ejecuten.

• Fusionar el trabajo de procesamiento de la información con el trabajo real que produce la información para lograr una retroalimentación oportuna.

• Centralizar los recursos y la toma de decisiones.

• Unir las actividades paralelas en lugar de integrar cada uno de sus resultados, unificando tareas.

• Tener a la gente adecuada en el puesto adecuado.

• Hacer partícipes a los trabajadores en la toma de decisiones.

• Cambiar del orden secuencial por el natural en los procesos.

• Realizar diferentes versiones de un mismo producto o servicios (clientelización).

• Flexibilizar la estructura organizacional. La reingeniería requiere innovación pero mientras no tengamos un enfoque disciplinario para el esfuerzo, es claro que tendremos la desventaja en la mano.
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FUENTE: Revista: Dinámica Empresarial de fiscalistas para empresarios. En: “Perdiéndole el miedo a hacer reingeniería”. Angélica Martínez Valadez. Instituto Benemérito de Ciencias Jurídicas. Editorial Delirio. Número 15. Enero-Febrero de 2016. Págs.16, 17 y 18.

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Miguel Ángel Santillana Solana
  • Miguel Ángel Santillana Solana
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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