Me había resistido a escribir sobre el tema por la simple y sencilla razón de que no soy ni erudito, aunque sí cinéfilo, pero para nada me considero un crítico de cine. Aunque este tiene que ver más con la forma en que nos conducimos algunos mexicanos, más que con la crítica a la película Roma de Alfonso Cuarón, que nos deja orgullosos por el desempeño de los cineastas nacionales en el extranjero, más allá de la Unión Americana.
El fenómeno de Yalitza Aparicio es uno que nos debe dejar grandes lecciones, en el sentido que no puede despertar en nosotros la estigmatización de compatriotas por su apariencia, ni por el nivel socioeconómico al que pertenecen, pues desafortunadamente eso es lo que nos ha mantenido en el tercer mundo.
Siendo honestos al leer los comentarios, algunos rayando en el racismo hacia la figura de la maestra que vivió el sueño de muchos, de llegar hasta la nominación de un Oscar sin más mérito que el haberse entregado a un proyecto por el cual apostaron un grupo de mexicanos, me parece que es un claro ejemplo y podemos entender el porqué la polarización que existe hoy en el país, y como el encono se ha apoderado de muchos que ven solo el gris o el negro de las cosas sin apreciar la gama de grises entre ambos extremos.
Olvidemos por un momento la película Roma y analicemos el contexto de la persona. Creo que independientemente si realizó un buen papel o no, se trata de una mujer primero y una mexicana después, que triunfa en el extranjero y pone en alto el nombre del país, ¿merece por ello ser tratada de manera grosera como en muchos casos se dirigieron hacia su persona?
Esa mentalidad tan corta es la que nos tiene divididos como país, entre los irracionales que creen que todo estaba mal en el sexenio anterior y los irracionales que defienden a capa y espada que todo está bien en este sexenio. México es una gama de grises que no merece ser polarizado por ningún tema. Defendamos nuestro país y defendamos y exaltemos lo que está bien hecho. Sin caer en fanatismos ni en extremos que lo único que hacen es marcar negativamente la imagen de una nación que es más que todo blanco o todo gris.
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