Vivimos en un México de autoridades rebasadas, incapaces de regresar al país a aquellos años en los que un homicidio era noticia de primera plana. Más preocupados por ganar elecciones que les permitirán vivir del presupuesto y, en muchos casos, amasar fortunas con total impunidad, hoy la clase política en general es muy buena para chillar y criticar desde la oposición, o caer en el ostracismo al llegar al poder, para simplemente dejar que el país se hunda en la voluntad de los grupos criminales y los mexicanos vivamos invariablemente con miedo.
Nadie debería de tener miedo de realizar sus actividades, salvo el inherente cuidado y precaución de los riesgos que conllevan algunas de estas. Nadie que se dedicara a por ejemplo realizar labores elementales de seguridad debería de hacer su trabajo con el temor de recibir de la nada un plomazo que dejará con miedo para toda la vida a sus familiares y seres queridos.
Ningún periodista debería de sentir temor de escribir y velar por la libertad de expresión, de publicar libremente información útil para sus lectores ,independientemente si esta no es favorable para alguien que ostente algún cargo público o devele actos de corrupción y/o lazos con la delincuencia.
El Inegi identifica los principales lugares donde los ciudadanos sienten temor por la inseguridad: el cajero automático localizado en la vía pública, transporte público, bancos, calles que habitualmente usa, carreteras, mercados públicos, parques o centros recreativos, automóviles, centros comerciales, trabajo, casa, y escuela. El 82% de los mexicanos afirmó tener miedo a la inseguridad; el 72%, a los secuestros; y 68%, al narcotráfico según una encuesta de Mitofsky.
El México en el que vivimos nos ha llevado al punto del simple temor de usar un cajero automático en un lugar apartado, o ser víctimas del despojo de nuestro vehículo en las carreteras, cortesía de inútiles que dicen estar atentos a la seguridad de sus gobernados.
Vivimos con miedo… y eso nos afecta ¡Gracias señores gobernantes!
