Sería un error pensar que en seis años se puede resolver el tema de la violencia generada por los grupos delincuenciales que operan en el país, la ruta para alcanzar la paz es un camino largo que requiere el inicio de políticas públicas integrales, en el marco de una política pública de estado que se convierta en la regla para cada una de las entidades federativas y por ende en cada uno de los municipios y como se dice coloquialmente, jalar parejo durante los próximos 20 años cuando menos, lo que se tardaría en sacar a México del hoyo en el que estamos.
El error de cuando menos las últimas 3 administraciones federales es la de ver el consumo de drogas como un problema de seguridad y no como un problema de salud pública, lo que ha dejado como resultado un mercado creciente y muy fértil para las organizaciones criminales dedicadas a la producción, venta y trasiego de sustancias prohibidas.
Y es que el problema no se va a resolver con un simple sí a la liberación total de éstas, sino reduciendo el potencial mercado que representan millones de niños encaminados hacia la juventud y jóvenes con factores de riesgo para convertirse en potenciales adictos.
Ese sería un gran primer paso, pues recordemos que el 90 por ciento de los homicidios que ocurren en el país están relacionados a la delincuencia organizada y directamente al narcotráfico.
Otro paso que marcará la diferencia es acotar el poder económico de los grupos de la delincuencia organizada, poco se ha hecho y pocas noticias se tienen de una reducción importante en la economía negra producto del lavado de dinero, desafortunadamente hoy los caminos son tan amplios que ya tocaron el sector público mediante la prestación de servicios y la creación de constructoras ex profeso para la realización de obra.
Sume a ello la reducción en los niveles de impunidad, escuché hace poco una frase que me resultó lapidaria: “En México se mata porque se puede”. Y así es, la impunidad que da la corrupción permite el ingreso al país de miles de armas producto del tráfico, y la cantidad de homicidios que ocurren rebasan la capacidad de muchas autoridades para procesar y llevar a la justicia a los responsables, si no es que antes de que esto suceda los maten.
Así como Calderón inició la guerra contra el narcotráfico que pateó el avispero sin ir más allá y le siguió otra por el mismo camino, para terminar en una llena de omisiones, la administración de Claudia Sheinbaum tiene la oportunidad de convertirse en aquella que inició la solución del problema.
Hoy tiene en sus manos la gran oportunidad de atender la crisis de seguridad e iniciar la ruta para resolverla.