El gobierno de la cuarta transformación ha enarbolado la bandera del combate a la corrupción como uno de sus principales ejes, incluso se ha llegado a afirmar que hoy la corrupción en México ya no existe.
Pero desde el seno del gobierno federal una voz resonó ayer durante la conferencia matutina del Presidente Andrés Manuel López Obrador y fue la del secretario de Marina, José Rafael Ojeda Durán, quién en un tono sereno pero enérgico hizo una declaración que contraviene a lo expresado con anterioridad: “Y déjenme decirlo, porque es algo muy cierto, México carece de servidores públicos honestos, por eso tenemos este problema de una alta corrupción”.
Las palabras del secretario calaron seguramente hondo, y lo triste no es solo el reconocimiento de la existencia de altos niveles de corrupción en los tres niveles de gobierno sino que además poco se está haciendo para realmente combatirla, pues un ejemplo claro que aquí le he expuesto es la poca atención que se ha dado a instancias como el Sistema Nacional Anticorrupción desdeñado en la actual administración federal.
Parece ser que todo acto de corrupción se centra en el pasado, pero con todo, hoy los casos más escandalosos no han podido llegar al fondo debido a que parecer ser más conveniente mantenerlos vivos, en el limbo y sean parte de la piñata auxiliar para evitar críticas a decisiones tomadas en el presente.
Otro ejemplo es la tan llevada y traída consulta popular, donde se pretende someter a la consideración de la mayoría algo que las autoridades deben juraron cumplir como es la aplicación de la ley, y para la cual la opinión generalizada es que si hay algún indicio de un acto de corrupción o ilícito cometido por alguna autoridad este debe de denunciarse ante el ministerio público y deberá iniciarse una investigación que lleve al esclarecimiento de la verdad.
La corrupción como lo señaló el secretario de Marina es un problema de grandes dimensiones y esto me lleva a reflexionar ¿A qué se habrá enfrentado para hacer tal afirmación? Claro que es de celebrar que haya quien reconozca que tenemos un serio problema, pero sería más reconfortante saber que realmente se está actuando para combatirla y no cegarse a que el enemigo lo tenemos dentro.
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