Un grave problema que no se ha visibilizado es la gran cantidad de lesionados por arma de fuego que deben ser atendidos, muchos de ellos en el sector salud público y que al final tienen un costo para el erario que terminamos pagando todos, es un frente poco explorado dentro del costo que tiene la violencia generada por los grupos criminales.
Los médicos al momento de atender pacientes lesionados por arma de fuego no solo tienen que lidiar en muchos casos con la gravedad de las heridas, sino también con el riesgo que conlleva la atención de estas personas a grado tal que se han implementado protocolos para recibirlos y darles la atención, y uno de ellos por ejemplo es que nunca se ingresan hasta dentro de las zonas de urgencia, siempre se quedan a la entrada para evitar que en caso de que sean buscados de nuevo por los delincuentes que buscaban privarlos de la vida no ingresen a áreas donde se encuentran más pacientes.
Hoy mi compañera Wendoline Adame nos presenta una historia que pone el tema en el análisis de otro de los frentes abiertos en esta incesante guerra entre delincuentes que no solo ha dejado una estela de muerte sino también aristas como la de los lesionados por arma de fuego atendidos en el sector salud que entre enero de 2018 y abril de 2023 suman un total de 7 mil 638 personas.
Es muy difícil estimar el costo que representa estas atenciones pero en un cálculo aventurado dadas cifras consultadas a expertos en atención a este tipo de lesionados, estimamos un costo promedio de entre 50 y 60 mil pesos tomando en cuenta los salarios de los médicos, el material de curación o quirúrgico necesario para la atención sumando el uso de instalaciones, y hablamos de un costo estimado de 458 millones de pesos solo en atender a estos pacientes que aclaramos, muchos son sin duda víctimas colaterales de enfrentamientos entre hombres armados o grupos delictivos y autoridades.
Sume a ello que a muchos otros luego de restablecerlos o salvarles la vida, lo que harán de inmediato es salir a las calles a delinquir de nuevo, hecho preocupante e innegable parte de nuestra realidad que vivimos. No se trata de reproche a la atención de vidas humanas, se trata de un reproche a que poco se ha hecho para cambiar la realidad violenta que vive México y este es solo uno de los miles de lados que tiene este problema hoy.