México es un país violento pero lo es aún más contra las mujeres, cada 8 de marzo el grito de ¡ya basta! resuena de nuevo sin que algo cambie, no solo en nuestro país sino también en el mundo entero. La máxima expresión de violencia en contra de las mujeres es el feminicidio, una figura que por muchos años se intentó excluir del Código Penal pero que al final se entendió que en efecto existen crímenes en contra de mujeres solo por el simple hecho de serlo, la mayoría de ellos cometidos con una saña irracional que no se explica más que en una mente enferma.
Y vamos de mal en peor, desde que se mide este delito las cifras han escalado la nada despreciable y aterradora cifra de 43 por ciento más en promedio. De acuerdo al Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad, durante los últimos 4 años del sexenio de Enrique Peña Nieto el promedio de feminicidios al año era de 665, mientras que en los primeros 4 años del sexenio de Andrés Manuel López Obrador se disparó a 955 feminicidios en promedio al año.
Otro dato escalofriante que nos refiere esta estadística es el grado de violencia con el que se cometen los feminicidios de 969 víctimas que se registraron el año pasado, el 52 por ciento fueron asesinadas con “otro elemento” que no es ni arma blanca ni arma de fuego, sino por ejemplo a golpes, ahorcamiento, ahogamiento, las hay incluso quemadas o agredidas con sustancias químicas ¿Qué nos dice esto? Que la mayoría de los feminicidios reflejan el odio de sus victimarios al género femenino.
Ya va siendo hora de poner un alto a este vertiginoso destino de horror para las mujeres pero andan más preocupados por las próximas elecciones que por quienes dan vida a quienes habitamos el planeta.
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