Cultura

Ensayo desde la depresión

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Libro: ‘Un perro rabioso. Noticias desde la depresión’. Mauricio Montiel Figueiras. Turner. México,2021.
‘Un perro rabioso. Noticias desde la depresión’. Mauricio Montiel Figueiras. Turner. México,2021. (Especial)

​La depresión es un tema que ronda en nuestras vidas, a veces más cerca y otras de manera indirecta. Hay muchas formas de verla, olerla, palparla y hasta casi adivinar su presencia. Acaso la depresión es como un tiburón que vigila cada uno de nuestros movimientos y, de manera sigilosa, aguarda cerca de la costa listo para enterrar su mandíbula en nuestra piel. Mauricio Montiel (Guadalajara, 1968) prefiere pensar que la depresión es un perro rabioso y proporciona una serie de definiciones sobre la padecimiento. “Un perro feroz que nos enseña los dientes desde una esquina.”

Es, sin duda, el libro más personal que ha hecho el autor. Si hablar de la enfermedad y sus metáforas —como se titula un libro de Susan Sontag— no es un asunto sencillo, pues invariablemente está en riesgo caer de la cuerda floja al abusar de lugares comunes, el reto es aún mayor cuando se maneja un tono confesional y revelador: “Hola, soy Mauricio y soy alcohólico y adicto al alprazolam”. ¿Qué hacer ante esa frase demoledora? ¿Cómo asimilar lo demás que será por esa misma ruta?

Como lectora siempre tuve la idea de que Mauricio Montiel era un espléndido traductor del inglés y que manejaba una serie de datos —cinematográficos y literarios— de manera sorprendente, con noticias puntuales y fechas exactas. Ese exceso de información estaba en sus ensayos de manera rígida. Para mí era muy claro que el excedente se parecía a la espuma que hace la cerveza en el tarro, cuando no la vierten de manera inclinada. Demasiada precisión en la información no me dejaba acercarme a la esencia de sus ensayos. No obstante, todo era políticamente correcto, con perfecta redacción y yo pensaba —en esos ayeres juveniles— que en realidad se trataba de objeciones demasiado subjetivas, caprichos de mi lectura que hablaban más de mí que del ensayista. Pero transcurrieron años y Montiel Figueras publicó este libro. Entonces mi visión se hizo más clara: entendí por qué el autor fue recopilando datos, citas, referencias de arte y cinematográficas. Era una preparación previa para poder escribir este ensayo. De ese afán de ser coleccionista de referencias ilustradas, surge este diario de un sobreviviente de la depresión.

El reto fue doble: escribir sobre la depresión reflejada en el arte y, a la vez, sobre la que estaba viviendo en carne propia. Un juego de espejos, un laberinto inglés sin aparente salida, el mito de Sísifo, un cuadro de Goya: El sueño de la razón produce monstruos.

Sontag recuerda que la “buena reputación” de la tuberculosis provenía de los artistas que la habían sufrido como Chéjov, Chopin, Modigliani, Poe, Balzac, Novalis, Schiller y Whitman, entre otros; mientras que Montiel explora el desasosiego en Emily Dickinson, Antón Chéjov, Gerard Manley Hopkins, San Juan de la Cruz, Robert Graves, Sylvia Plath, Albert Camus, Virginia Woolf, Charles Baudelaire, William Styron, Dante, Haruki Murakami y W. G. Sebald, por mencionar algunos.

Es necesario hacer una división entre lo literario y las artes plásticas, pues sería remitirnos al testimonio, a la palabra escrita (poema, novela, testimonio), en tanto que las observaciones sobre la depresión y el arte traen consigo una importante carga perceptiva que, acaso, cuando el padecimiento desaparezca, es probable que también cambie su forma de ver el mundo. Aquí radica el lado más endeble del libro. Turner retratando con su pincel una tormenta, puede ser interpretado de diversas maneras y no necesariamente será un aviso de que la tempestad está a punto de instalarse en el alma de los seres humanos. Ocurre igual con el color negro, no siempre es sinónimo de luto, de actitud depresiva; también hay quien lo ve como un reflejo del erotismo.

Las metáforas literarias que elabora Montiel Figueiras son un acierto. No hay ningún exceso informativo ni espuma en la cerveza. “La depresión nos afantasma. Vagamos por las calles con la extraña certidumbre de que no somos vistos, de que nuestros cuerpos se han vuelto transparentes a fuerza de frotarse contra los bordes rugosos de la enfermedad. […] Estar deprimido significa habitar una casa embrujada, y aún más, ser esa casa embrujada”.

Pienso que el famoso “Grafógrafo” de Salvador Elizondo, en medio de un vendaval apesadumbrado, se vería alterado así: “Escribo. Escribo que escribo. Mentalmente me veo escribir, mas no puedo verme ver que escribo”. Disonancias, alteraciones. El sueño, quizá como una segunda vida, como creía Nerval (o acaso como una segunda memoria, pues ésta viaja hacia la infancia y obtiene de esta etapa sus reflejos), tampoco sería frecuentado por el autor tomando en cuenta que el insomnio se ha instado en su vida.

En cuanto a la estructura del texto, estamos ante un ensayo al estilo inglés, testimonial, aderezado de lecturas y reflexiones. El yo queda al descubierto, la conciencia y la inconciencia penden de un delgado hilo, mas la prosa adquiere la fuerza de un centauro para practicar un peculiar deporte: el tiro al blanco con una selfie. Como bien lo saben varios ensayistas desde Voltaire, Oscar Wilde, Salvador Novo, Carlos Monsiváis hasta Sergio González Rodríguez —amigo de Montiel a quien le habría encantado leer este texto de uno de sus discípulos— hay que reírse uno mismo de sus debilidades para que los demás, cuando lo hagan, terminen realizando imitaciones burdas.

Hay quien escribe desde un exilio interior y se nota a leguas la depresión que padece; sin embargo, son autores que no recurren a sus antecedentes literarios, a sus lecturas, a sus obsesiones, cuando aún sus días y noches no se habían convertido en grises. Mauricio Montiel escribe desde la depresión y afuera del conflicto, con una claridad que pocos poseen para mirarse al espejo antes roto, hecho añicos. Se reconstruye de los fragmentos, con sus propias migajas, busca remansos de la conciencia, apela a sus autores de cabecera y descubre otros, pero lo más importante: se descubre a sí mismo siendo más fuerte.

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Mary Carmen Sánchez Ambriz
  • Mary Carmen Sánchez Ambriz
  • mcambriz@hotmail.com
  • Ensayista, crítica literaria y docente. Fue editora de la sección Cultura en la revista Cambio.
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