Política

Margen de error

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Una de las características más comunes entre los gobiernos mexicanos ha sido la constante banalización de sí mismos. Se banalizó durante años la corrupción y los derechos humanos, la violencia, y la propia frivolidad. La actual administración ha banalizado de forma extraordinaria su margen de error. Ese espacio limitado para no conseguir los resultados que promete.

Banalizar el margen de error es imprimirle ligereza. Confiar en la irrelevancia de lo adverso o encumbrarse en la arrogancia. La acumulación de fallos en sus antecesores.

Gobernar tiene dos vertientes y tareas fundamentales. Se gobierna para dar resultados públicos y para obtener provecho político de ellos. En simultáneo, se debe pensar en la posibilidad de fallo en las acciones de gobierno. Unir ambas condiciones en un solo discurso anula la consciencia del equívoco y suprime la posibilidad de contemplar escenarios negativos. Todos, capital a disposición de quien quiera usarlos.

La ausencia de infalibilidad en el gobierno que se quiera nombrar obliga a rechazar la marea de seguridades. Análisis que no ponga en primer lugar las probabilidades negativas de un proyecto político, será cualquier cosa menos análisis. Poco indica que el gobierno mexicano tenga espacio para maniobrar si los escenarios económicos terminan por parecerse a los que dibujan las perspectivas críticas. El margen de error frente a la crisis de derechos humanos en México exige menos simplismo en la instrumentación de la Guardia Nacional. Ignoro cuántos periodistas asesinados considera el gobierno mexicano dentro del margen de error para contar con un sistema de protección eficiente.

¿Qué le queda al país si la violencia no mengua? Una de las tareas aparentemente intangibles de Palacio Nacional es la institucionalización de la verdad. Sin la obligación a hacer públicas las cifras de personas muertas en operativos de seguridad, ¿cuál es el margen de error en la memoria?

Se ha exhibido tal convencimiento en logros futuros que desapareció por completo alguna noción de administrar la posibilidad de fracasos. Acorralado por voluntad propia, enamorado de una estima muy alta, el espacio de maniobra en los proyectos de gran relevancia es prácticamente inexistente. Ahí nada permite correcciones a la manera de los ires y venires en los últimos meses.

Los diagnósticos negativos no son admitidos por el Ejecutivo, pero tampoco capitalizados por sus críticos. Se han quedado en la enumeración de síntomas sin construcción política a su alrededor.

Hoy, el único margen de error que parece contemplar el gobierno federal se lee en un mensaje difundido por la Fiscalía General de la República. Explica cómo obtener una muestra de ADN en caso de necesitarlo para la identificación de menores de edad.

No hay gran perspicacia en quien navega convencido de que no se estrellará. Aunque sea con una piedra pequeña.

El margen de error es el lugar desde el que se articulan propuestas y nacen posturas políticas. Al ser ignorado por el gobierno y subutilizado por sus críticos, se abren las puertas al encono desde el que se podrá hacer usufructo de lo peor de nuestro sistema político. Que no falte quién busque llenar los vacíos no siempre es buen pronóstico.

@_Maruan

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Maruan Soto Antaki
  • Maruan Soto Antaki
  • Escritor mexicano. Autor de novelas y ensayos. Ha vivido en Nicaragua, España, Libia, Siria y México. Colabora con distintos medios mexicanos e internacionales donde trata temas relacionados con Medio Oriente, cultura, política, filosofía y religión.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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