En una interpretación del paraíso, las houris, encargadas de acompañar a los hombres de Alá en la eternidad, no son necesariamente humanas. Las interpretaciones tienen efectos prácticos cuando la transmutación política de la religión impone no solo un Estado sino una forma de sociedad.
A partir de su inconsciencia de la historia, Estados Unidos decide que la suya en Afganistán llegó a un fin. Cuánta irresponsabilidad cabe en afirmar que la intención no fue reconstruir, sea eso lo que se quiera entender, cuando cada acción apuntó a ello y lo hizo mal.
Afganistán es la imposibilidad irresuelta a lo largo del tiempo, no solo de las últimas décadas. Queda la urgencia por dejar de leer a Kabul en código binario para ocuparse de la realidad afgana, pese a estar íntimamente ligada a más de 20 años de fracasos. Éstos tienen jerarquías y responsables mayores, pero en simultáneo pueden ser colectivos.
Había un Talibán antes de este siglo, ya fueron gobierno. Sabemos de lo que son capaces. Lapidaciones, asesinatos, la humillación pública, las prohibiciones indiscriminadas sobre mujeres en nombre de una interpretación religiosa. ¿Por qué nos negamos a entender el pavor en quien persigue un avión en movimiento con tal de huir de un pasado que conoce?
Afganistán no es el mismo, una generación entera de mujeres ve el reflejo de una iranización suní sobre su vida cotidiana. El Talibán tampoco, su aprendizaje es político en las rutas de lo occidental: entendieron los trucos para la permisividad.
Cuando Catar hospedó los acuerdos entre talibanes y Estados Unidos, ambos optaron por los caminos de Doha en cada aspecto de la relación. Para el exterior, un asomo de moderación y modernidad: futbol y televisión, mientras su versión regional se inclina por la retórica del islamismo ideológico, la exacerbación sectaria y tribal.
A la toma de Kabul le siguieron los voceros del Talibán en modo Doha, prometiendo respeto a lo que parte de Occidente quiere escuchar, sin la capacidad de mermar los miedos provocados por su presente. Los aprendizajes de Doha exhiben la perversidad; aprovechan el despojo de referencias para el futuro e intentan domesticar las referencias que buscan algunos ajenos.
Maruan Soto Antaki
@_Maruan