La aceptación de las sociedades a regímenes con posibilidad a ser autoritarios tiene distintos caminos. Los principios democráticos pierden, en todos los casos, al disociar acciones susceptibles a ser autoritarias del autoritarismo. Aunque sean sus versiones más templadas.
En ocasiones, la seducción de lo entendido como mano dura rebasa la preocupación sobre sus efectos: la intromisión en los aspectos privados de la vida, el margen discrecional a lo perseguible.
Un camino más elaborado para la construcción de un gobierno con pavimento autoritario es la modificación al diseño institucional que dificulta la exacerbación de sus peores pulsiones. Es el ejemplo mexicano.
La reforma judicial y la adscripción de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa son más una modificación al modelo político del país que la adecuación al Sistema de Justicia o el esquema de seguridad. Se trata de cambios que permiten, por su falta de controles políticos, civiles y una vasta prueba de su inutilidad para resolver los problemas existentes, allanar el camino de acciones autoritarias.
Suficiente tinta descargada para hacer notar los riesgos en la elección popular de jueces resulta inútil contra los alcances de la mentira que, desde el oficialismo, es capaz de construir relatos sobre un falso voto similar a su reforma en Suiza o Japón.
Una reforma que oficializa para las Fuerzas Armadas el ocupar funciones de gobierno y administración pública sólo puede ser vista como una renuncia a la rendición de cuentas y a los espacios de sanción.
Si bien la discusión sobre la Guardia Nacional no se limita a quién la comanda, es necesario insistir en un aspecto sobre el que el Estado Mexicano ha sido históricamente renuente.
De quedar en este país una oposición partidista dispuesta a serlo, bajo el entendido que el conjunto de transgresiones al espíritu constitucional cuenta con poco margen de negociación, esa oposición y parte de la opinión publicada podríamos insistir en una pregunta. ¿Por qué en este país, como pocos, se rechaza que un civil encabece una Secretaría de Defensa que contenga el conjunto de las Fuerzas Armadas? Un eventual parachoques, en el diseño de nación, al camino por el que vamos.