La fecha para la toma de posesión del Donald J. Trump como presidente de los Estados Unidos finalmente se llegó. Y a la par, el mandatario delineó durante su discurso lo que será la hoja de ruta de su segundo mandato, al que llega con mayor respaldo popular y determinación. Y no solo eso, por la tarde, firmó una serie de órdenes ejecutivas para poner en marcha y aterrizar sus propuestas de campaña.
Entre ellas hay varias que tienen que ver directamente con México. En el primero de esta suerte de decretos se declara un estado de emergencia en la frontera sur, la que comparte con México a través de más de 3 mil kilómetros de límites comunes, cancelando el programa CBP que permitía a los migrantes indocumentados agendar una cita para solicitar asilo y reinstalando el “Quédate en México”, con lo que automáticamente miles de ellos quedarán varados en nuestra frontera norte, ocasionando un incidente humanitario que en los próximos días el gobierno mexicano tendrá no solo que administrar sino, necesariamente, resolver.
Otra medida que ha causado revuelo es la orden ejecutiva que designa a los carteles como organizaciones criminales. En esta definición entrarían no solo los diversos grupos de la delincuencia organizada que operan en México para traficar drogas a Estados Unidos, sino también otros como la Mara Salvatrucha y el Tren de Aragua. Aunque la mayoría de los esfuerzos que realizan para el combate al terrorismo son de índole financiera, queda abierta la posibilidad de irrupciones en territorio mexicano ya sea con drones o tropas de élite para neutralizar objetivos. La pregunta que queda en el aire es si esto se hará de manera unilateral o mediante la colaboración y anuencia de las autoridades mexicanas, lo que se antoja poco probable.
Por otra parte, mediante otros acuerdos emitidos ayer, se elimina la liberación temporal de indocumentados mientras se resuelve su estatus migratorio, lo que conduce a una deportación inmediata, mediante la invocación de una vetusta ley que data de finales del siglo XVIII que permite expulsar a extranjeros sin el debido proceso judicial.
En este segundo mandato trumpista, muchos intereses mexicanos han quedado demasiado cerca de los de EU. Incluso, por debajo de ellos, por lo que se ve.
¡Pobre México!