La semana anterior, en este espacio, reflexionábamos en relación con el tiroteo del Colegio Cervantes de Torreón, cómo cotidianamente estamos expuestos a lo que califiqué como “retazos de una historia de violencia que desde hace al menos un par de décadas ha ido escalando hasta volverse cotidiana http://bit.do/fpKFx
Y con el paso de los días, se han ido conformando más piezas del rompecabezas que configura no solo el suceso que conmocionó a la región de La Laguna, sino a la lamentable situación del país entero, y el Bajío guanajuatense no es la excepción.
En su imprescindible texto de ayer, Marcela Moreno Casas, Directora Editorial de Milenio La Opinión de Torreón, https://bit.ly/2RwXJ03 nuestra colega enhebra cómo se vivieron aquellas primeras horas en la región, y desde su perspectiva sugiere al menos un par de elementos de juicio sobre el particular que rescataré a continuación.
Uno de ellos, el evidente contexto de descomposición y violencia social en el que se han tenido que desarrollar nuestros niños, que al menos durante tres lustros desde que inició la llamada guerra contra el narcotráfico. Nosotros conocimos sin duda tiempos diferentes, sin embargo, para las nuevas generaciones, este campo de batalla en el que se ha convertido nuestro país es su único referente.
Y en segundo lugar, pero no por ello menos importante: la importancia de un ambiente familiar integrado, seguro, propicio para el sano desarrollo de la niñez. Parafraseando la canción “Beautiful Boy” de John Lennon, Marcela cita un punto esencial de la paternidad: “No tengas miedo (…) tu papi está aquí”, y propone que el papel de los padres, insustituible, es ser esa isla segura a la cual los hijos pueden acudir. Y yo complementaría la tesis de Moreno: no solo una isla, sino poco más allá: un oasis.
El tema no pasó desapercibido en la reciente sesión de la Comisión Permanente de nuestro Congreso. La diputada panista Katya Soto desde la máxima tribuna de Guanajuato urgió a adicionar la “perspectiva de familia” no solo en el quehacer legislativo, sino en toda política pública.
“No podemos seguir encontrándonos con casos lamentables, tristes y decepcionantes como el ocurrido recientemente en Torreón; debemos encontrar la forma de trabajar en favor de la familia, que es donde está el ejemplo y la educación para que esta sociedad sea mejor”, aseveró.
Hace más de un cuarto de siglo, a iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas, el mundo entero celebró en 1994 el Año Internacional de la Familia. Algunas naciones han avanzado gran trecho en ese terreno, como el caso de España, donde existe no solo un consenso sobre el concento de familia, derecho a un hogar –en un sentido más amplio que la simple vivienda como espacio doméstico- leyes laborales que concilian la vida profesional y familiar, en cambio aquí en México aún no se discuten derechos tales como a una estabilidad conyugal.
Si el tiroteo del Colegio Cervantes de Torreón (como anteriormente lo fue la tragedia del Colegio Americano del Noreste, ocurrido hace tres años) no nos mueve como sociedad a apuntalar las familias, como ese oasis para la niñez, difícilmente podremos recobrar la paz en nuestra patria.
¡Es la familia…!.
Periodista de investigación. Ex servidor público de carrera