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En el Guerrero con loto se busca la libertad perdida

Continuando con el tema de la libertad, la postura del Guerrero con el mudra del Loto puede resultar muy útil. Cuando encarnamos la energía y conciencia del fiero guerrero Virabhadra, el enemigo al que hay que cortarle la cabeza es el Ego, mismo que impide reconocer nuestra verdadera naturaleza divina perfecta, luminosa y libre.

El objetivo de esta asana es generar energía en la base del cuerpo, en las piernas, “para sentir cómo podemos sostenernos en cualquier situación de la vida, mientras observamos el loto crecer entre las manos”.

En las tradiciones budista e hinduista, la flor del Loto representa el triunfo sobre la realidad caída, sobre el Ego y la ignorancia de nuestra verdadera naturaleza. El Loto surge del lodo para alzarse en todo su esplendor blanco y puro. Este proceso simboliza cómo solo a partir de abrazar y reconocer nuestra sombra puede manifestarse la luz de la conciencia que nos libera del sufrimiento, los condicionamientos y nos da el entendimiento de que todo lo que pasa lleva una enseñanza implícita posicionándonos en el aquí y ahora que es todo lo existe.

Armando la postura

A diferencia de la postura de Virabhadrasana clásica o el Guerrero I, en lugar de sostener espadas en las manos, se sostiene un Loto con el entendimiento de estar cultivando con él la conciencia que nos libera de la distorsión de nuestra percepción contaminada.

Para armarla, inicia de pie desde Tadasana, la postura de la Montaña. Inhala y abre las piernas extendidas de manera amplia a lo largo del mat. Gira el pie derecho para que apunte hacia afuera y dobla la rodilla derecha asegurando que quede alineada directamente encima del talón. Con las plantas de los pies bien enraizadas en la tierra, subimos los brazos hacia el cielo juntando pulgares y meñiques, abriendo los demás dedos al sol para crear la flor de loto con las manos. La mirada se dirige hacia el mudra visualizando que los dedos son pétalos blanquísimos que se abren hermosos y luminosos. Repite con la otra pierna.

Para la tradición yóguica y también para el budismo, alcanzar el Nirvana o estado liberado de la conciencia, no se trata de irse a vivir a otro mundo sino de cambiar el punto de vista desde donde percibimos la realidad hacia una visión unificada y de sabiduría. En otras palabras, la capacidad de la mente de darse cuenta y transformarse. 

(Con información de cuerpomente.com y milenio.com)


marien@caminoamarillo.net

@marien_caminoa7


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Marién Estrada
  • Marién Estrada
  • infocaminoamarillo7@gmail.com
  • Periodista egresada de la Universidad Iberoamericana, especializada en temas de cine y conciencia. Desde 2015 escribe la columna "Mente y Cuerpo Sanos" en Milenio Diario. Es autora de "Yoga en tiempos sociales".
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