Cultura

El chocolate envenenado de Chiapas

  • Taller Sie7e
  • El chocolate envenenado  de Chiapas
  • María Luisa Herrera Casasús

Tomas Gage fue un fraile dominico inglés que visitó la Nueva España por 1625. Al regresar a Inglaterra, para congraciarse con Cromwell, escribió un libro: “Reconocimiento de las Indias Orientales” (FCE, Méx), ridiculizando las costumbres religiosas de México. Una de sus anécdotas fue la sucedida en Chiapas.

Las mujeres de San Cristóbal se quejaban de tal flaqueza de estómago, que no podían oír una misa rezada sin tomar una jícara de chocolate, causando confusión en el recinto.

El obispo les rogó que se abstuvieran de semejante desorden, y, mandó fijar una excomunión a la puerta de la iglesia. Las mujeres dijeron que, si no las dejaban comer y beber en la iglesia, no seguirían asistiendo. El prior de los dominicos intercedió a su favor, pero sin éxito.

Entonces las mujeres llegaron a mofarse de su excomunión y tomaron más chocolate en la iglesia. Este fue causa de que hubiese un terrible alboroto en la catedral, en que salieron a relucir muchas espadas, Después de este escándalo se dirigieron a las iglesias de los conventos, donde los frailes les dejaban hacer lo que se les antojase. Esto les valió muy buenos pesos, en detrimento de la catedral, donde nadie ponía los pies.

El obispo se incomodó y mandó publicar otra excomunión contra los que no asistiesen a los oficios de la catedral; las mujeres se estaban hasta un mes en sus casas para no asistir. En medio de esas disputas entre el obispo y los frailes, los canónigos y el chocolate, las criadas y los acólitos, cayó el obispo enfermo de mucha gravedad. Se enviaron a buscar médicos y todos los que acudieron informaron que el obispo había sido envenenado, y el pobre señor murió rogando a Dios que perdonara a los autores de su muerte.

Su enfermedad duró ocho días, y al expirar, todo el cuerpo, la cabeza y la cara se hincharon, y al tocar el cadáver por cualquier parte, saltaba materia blanca, señal del envenenamiento general del cuerpo.

Había en la ciudad una señora, de quien se decía que había sido la autora del “jicarazo”. Se le oyó decir: “Tantos gestos hacía al chocolate en la iglesia, que el que tomó en su casa no le sentó bien”. Ese lance dio origen a la cantaleta que después se oyó por todas partes: “Cuidado con el chocolate de Chiapas”. _

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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