Los avances tecnológicos aparecen para facilitar la vida de la sociedad, cuando se aplican según el propósito de los inventores, pero hay un sector de ella que empieza a urdir cómo aprovecharlos para obtener beneficios ilegales o de otra naturaleza.
Así, el famoso científico Nobel inventó la dinamita para favorecer el trabajo minero y en donde fuera necesario demoler, pero este hombre nórdico nunca pensó que se producto se fuera a aplicar con fines bélicos o para destrucción perjudicial.
Igual ha pasado con otros inventos, como el avión cuyo objetivo de traslado rápido fue enderezado hacia ataques y bombardeos en época de guerra.
Y así se puede hacer un largo recuento de inventos o descubrimientos cuyo fin noble fue desvirtuado para una aplicación delictiva o inmoral.
Los cohetes al espacio ahora son temibles misiles que pueden viajar sin límite.
La llamada Inteligencia Artificial (A.I.) a irrumpido en nuestro medio para que las mentes enfermizas y corruptoras la están aprovechando, por ejemplo, para suplir voz e imagen que suplanta a una persona de poder para que otras a distancia sigan “instrucciones” en perjuicio de las organizaciones, para promover inversiones, depositen o realicen compras de bienes inexistentes.
La periodista Clara Scherer está denunciado en estos días, que en una escuela de Zacatecas alumnos tomaron fotografías de sus compañeras y hacen que artificialmente desparezcan sus ropas, mediante la inteligencia artificial y sin su consentimiento. Las 400 imágenes fueron exhibidas en redes haciéndolas víctimas de violencia digital.
Marcela Lagarde es una legisladora que propuso una Ley por una Vida Libre de Violencia contra las Mujeres, encabezó un grupo de políticas, expertas y activistas. Fue en 2007 cuando esta ley se aprobó, y no sorprende que cada año deba ser revisada y actualizada. Ahora, la digital manipulada con inteligencia artificial intenta proteger la vida de las mujeres que merecen una vida sin violencia, alejándolas cada día más por la realidad apabullante de violencia generalizada. Maestras y autoridades poseen protección, considerando que no hay legislación que alcance a detener a los perpetradores, y menos, a reparar el daño. No es la primera vez. La Ley Olimpia, conjunto de reformas que sanciona la violencia digital y protege la intimidad de las personas, no detiene esta grave violación. Han vulnerado derechos humanos fundamentales: la dignidad, la privacidad, la libertad y el honor, de niñas-adolescentes.
¿Qué hacer ante los riesgos señalados? Evitar ser fotografiadas y grabadas por desconocidos sin una causa aceptada. No creer en los mensajes de supuestas amistades cuyo propósito resulte extraño, verificar su autenticidad. Escuchar a los expertos de las posibles afectaciones y seguir sus recomendaciones.