Próximos a ocupar sus cargos los nuevos funcionarios públicos en los tres niveles de gobierno, es oportuno dar a conocer las recomendaciones que hizo en 1995 el probo jurista José Campillo Sáenz, en el Instituto Nacional de Administración a Pública, que a manera de decálogo dejó como herencia a las siguientes generaciones, principios y normas siempre tendrán vigencia.
1.- AMA Y ASUME COMO TUYOS LOS FINES DE TU CARGO. Estás destinado al servicio público y a salvaguardar los valores fundamentales de la convivencia humana: orden, seguridad, justicia, libertad. El bienestar de la colectividad.
2.- CUMPLE Y HAZ CUMPLIR LA LEY. En un Estado de derecho, los servidores públicos solo tienen las facultades que la ley les concede y están obligados a cumplir con los deberes que le impone. Sin un orden legal ninguna sociedad podrá subsistir.
3.- SÉ LEAL. Al aceptar el cargo de servidor público has contraído un compromiso con la colectividad y contigo mismo. El país espera que respondas a la confianza que en ti se ha depositado; nunca antepondrás a su interés legítimo el tuyo personal.
4.- SÉ PROBO. La probidad es rectitud de ánimo, hombría de bien, integridad, honradez en el obrar. La sociedad espera rectitud en tus acciones e integridad en tu conducta.
5.- SÉ VERAZ. La veracidad es el fundamento de la confianza en las relaciones humanas. Sé veraz con tus superiores, con la colectividad y con los particulares. La mentira, la simulación o el engaño destruyen la confianza y el respeto.
6.- SÉ EFICIENTE. Pon en tu trabajo la mayor diligencia y empeño. De lo contrario estarás defraudando a la sociedad que te otorgó su confianza. No te conformes con cubrir el mínimo de tus obligaciones. Procura servir con entusiasmo y poner en ello el máximo.
7.- SÉ DISCRETO. No reveles los secretos que conozcas con motivos del desempeño de tu cargo ni te aproveches de la información que tengas para tu beneficio personal o de tus allegados.
8.- SÉ IMPARCIAL. Tu condición de servidor público te obliga a servir a todos por igual sin discriminaciones, favoritismo por motivos personales y sin discriminación por motivo de raza, credo, sexo, opinión pública, origen, posición económica o cualquier otra condición.
9.- NO ABUSES NUNCA DE TU AUTORIDAD. El poder se te ha dado para servir, y no para oprimir, amedrentar, vejar o abusar de los demás.
10.- SÉ CORTÉS Y COMEDIDO, en tu trato con tus superiores, iguales o subordinados, y con los particulares; no a la arrogancia, prepotencia, descortesía o mal humor, como tú quisieras te trataran.
Esta es una herencia que invita a atesorar; los hechos serán trascendentes.