La película Una batalla tras otra, de Paul Thomas Anderson, estrenada recientemente en salas cinematográfica de varios países de Latinoamérica, incluyendo México, además de EU, a simple vista pudiera parecer una historia de revolucionarios que lucha contra un régimen opresor, pero el centro del filme enfoca la cruda realidad de la migración en el vecino del norte.
La cinta coloca en el centro la lucha y la resistencia de quienes buscan cruzar la frontera y sobrevivir, en un sistema que los persigue, los agrede, los encierra y los deporta. Los migrantes aparecen como un símbolo de dignidad frente a la represión.
Vale la pena verla no solo por su fuerza cinematográfica, sino por la lucha que enfrentan los migrantes en ese país, en donde a cada cambio de gobierno surgen nuevas medidas para afrontar la migración, incrementando las deportaciones de aquellos que buscan mejores oportunidades de vida, pero al mismo tiempo surgen nuevas organizaciones de resistencia y apoyo de las comunidades latinas a los migrantes.
El filme es una crítica política y expone la polarización de un gobierno con instituciones represoras, que ha sido denunciado por abusos y hacinamiento en los centros de detención.
La figura de los grupos antinmigrantes encarna perfectamente en la película al enemigo recurrente, siempre con la misma intención, que es no permitir el reconocimiento y los derechos a las comunidades de migrantes.
El elenco es estelar con Leonardo DiCaprio, Sean Penn y Benicio del Toro. El primero de ellos es el protagonista principal interpretando a Bob Ferguson, un antiguo revolucionario que después de años de retiro intenta llevar una vida pacífica, sin embargo se ve alcanzado por su pasado, al tener que luchar con su viejo enemigo, a fin de rescatar a su hija ya adulta a quien no veía desde que era pequeña, y cuya vida en esos momentos peligraba, lo que hace que la película no sea solo un relato político sino también un drama humano, donde la resistencia contra la deportación de migrantes se entrelaza con la resistencia de un padre por recuperar a su hija y revindicar su pasado.
Bob Ferguson y sus camaradas defienden ideales de libertad, igualdad y fraternidad, y asumen la causa inmigrante como la lucha contra la opresión, oponiéndose aquellos que buscan la represión total. En el momento actual, el migrante encarna esa misma lucha contra leyes, muros, prejuicios y violencia.
El resultado es una película que no se queda solamente en la acción, colocando en el centro del filme dos temas transcendentes: La resistencia colectiva de los migrantes que luchan por no ser deportados y la resistencia de la lucha de un padre que al salvar a su hija intenta reconstruir el amor perdido