La incautación de más de 39 millones de litros del llamado huachicol fiscal durante el presente año, podría acabar con el pingüe negocio en el que están involucrados tanto funcionarios públicos como empresarios y hasta cárteles de la droga.
Empero, con el último decomiso donde se denunció y se detuvo al vicealmirante Manuel Roberto Farías Laguna, -como se sabe, sobrino político del ex secretario José Rafael Ojeda Durán- este logró consolidarse porque ascendió de forma veloz en la estructura naval, y alcanzó en menos de dos años el segundo rango jerárquico más importante y comandó la XII Zona Naval en Jalisco.
Sin embargo, el conflicto no entra en ese esquema, sino que es posible que persistan los crímenes “clandestinos” -por llamarlos de alguna forma- para que al final no se sepa toda la verdad de la gente del gobierno que está “metida hasta los codos” en el referido ilegal tráfico. Es cierto, es difícil saber quiénes son los personajes públicos y privados que sean enriquecido a cambio de robarle millones de litros de gasolina al erario.
Omar García Harfuch -convertido ya, si alguien lo dudaba, en el hombre de todas las confianzas de Claudia Sheinbaum-, deberá poner cola a quienes faltan de ser detenidos, para que al estar confesos declaren lo que saben de ese negocio clandestino que ha sangrado de forma tremenda a las finanzas públicas.
Que no se conviertan esta serie de pesquisas que lleva a cabo la administración de Sheinbaum en otro caso Warren, donde poco a poco empezaron a desaparecer y a ser acribillados porque fueron testigos de los hechos ilegales y causaron incomodidad a los malhechores.
Es ahí donde precisamente tendrán que llevarse a cabo acciones inmediatas de protección a la gente cercana al vicealmirante referido y a los amigos de Sergio Carmona, quizá el primer nombre que salió a la luz pública y ultimado hace un par de años, del que dicen los que lo conocían era el mayor traficante de huachicol financiero y protegido de los hijos del ex presidente.
Los 39 millones de litros que se han incautado a partir de enero del presente año deberán convertirse en la acción política y financiera del primer año del actual régimen, para que los mexicanos sepamos si en verdad existe la voluntad de acabar con todo lo ilícito e ilegal que hemos padecido durante muchos años, y más en el régimen de López Obrador.
No se necesita ser sabio ni experto en determinadas tareas para imaginar que los gobiernos, el nuestro para empezar, deben ser apartados de la corrupción que ha permeado por décadas, pero sin duda, este mal creció en el último sexenio.
Claudia Sheinbaum está ante la gran oportunidad de reivindicarse con los mexicanos dolidos y agraviados por el tabasqueño, que sólo se dedicó a denostar y a ofender de manera pública a propios y extraños sin que nadie lo enfrentara en su palestra de la mañanera, donde hizo escarnio de quien le vino en gana.
Las incautaciones de huachicol referidas arrojarán consecuencias irreversibles a los que hoy son ya detenidos debido a la acción determinada por la propia presidenta de la República, quien si logra esclarecer y encarcelar a los causantes del grave daño patrimonial a las arcas públicas se ganará el reconocimiento de todos por igual.
Porque entonces sí podremos decir los mexicanos, hoy incrédulos de la equidad de este gobierno, que están lográndose las medidas que hacía falta terminar para que nuestra nación encuentre más y mejores derroteros.
La palabra la tiene la Jefa del Ejecutivo federal. Ella sabrá si la determina para el beneficio colectivo.