Ante la grave crisis económica que dejó el gobierno de López Obrador así como el alza a los aranceles por parte de Estados Unidos -aunque por el momento México no ha sido afectado- la presidenta Claudia Sheinbaum anunció un programa emergente que podría cambiar de manera favorable el rumbo de nuestra macro economía en el corto y mediano plazos.
Con ello, nuestra nación estaría enfilándose hacia mejores derroteros en los que incluso podría registrarse una estabilidad financiera así como un equilibrio en las resultantes de los empresarios mexicanos, tanto a nivel nacional como en el extranjero.
Fue capaz de reunirse con los integrantes de su gabinete y del empresariado nacional para adoptar medidas urgentes como se hicieron en antaño en los extintos regímenes priistas.
La reunión convocada por Presidencia de la República en el Museo de Antropología, a la que acudieron todos por igual, pudo notarse la unidad que hacía mucho tiempo no se veía en nuestro país, producto de la división malintencionada del propio López Obrador, la que incluso causó fracturas profundas entre los sectores sociales de nuestro país.
En el análisis real de los 18 puntos presentados por la mandataria, en cuanto al rediseño de programas económicos que buscarán, si no la consolidación, sí la estabilidad al corto y mediano plazos de las finanzas públicas así como la de los inversionistas de nuestro México.
Una acción que podría ser factor definitorio en cuanto al nuevo rumbo que tomaría la política económica mexicana, tan hecha a añicos en el pasado régimen obradorista.
Y sin demagogias simplistas ni tampoco falaces protagonismos, Claudia Sheinbaum hoy sí adoptó dotes de liderazgo, a los seis meses que lleva al frente del gobierno de la República.
Si consolida esta formalidad, este programa emergente con resultados halagadores en los próximos meses, sin duda nuestra nación caminará por un rumbo cierto, en el que incluso están incluidos los más pesimistas, que no se atrevieron a aventar el futuro por cómo están de dañadas las relaciones y la economía de la mayoría de los sectores económicos.
Si la presidenta de México consolida esta estructura lanzada hace un par de días con éxito que sea palpable y bien recibido por todos los mexicanos por igual, muchos millones de connacionales se sentirán satisfechos y copartícipes de la adopción de un futuro halagüeño, que no se sentía de forma positiva en el interior de más de 130 millones de mexicanos.
Hoy estamos ante una nueva oportunidad de ser mejores, no obstante, los amagos enfermizos de un mandatario populista que como Donald Trump, han enloquecido por “manejar” la economía más influyente en el mundo globalizado que enfrentamos.
Estamos hoy ante la gran oportunidad de recuperar parte de lo mucho que se ha perdido en el pasado reciente, donde el odio y el rencor han sido para infortunio de los mexicanos, la letra de cambio en la mayoría de los sectores sociales de nuestro país.
Ya es tiempo que abandonemos ese esquema maligno que nos dejó el lopezobradorismo y que solo causó revanchismo a ultranza y odio entre los mexicanos que si apoyaban y aplaudían las ideas y odios del tabasqueño, y los otros, la fustigación de una y cada una de sus medidas que solo dejaran merma y rencor entre los mexicanos.
Con las medidas de Sheinbaum, en apariencia, ya se brincó ese trance que nos mantenía en rencor y divagancia constante en cuanto al rumbo sin destino que tomaba nuestra nación.
Hoy, para bien de todos y más el de nuestra amada República, parece que ya despertamos de esa pesadilla en donde el odio y el rencor fueron los pilares a superar.