Convertido en un auténtico fajador de ring y golpeador a sueldo, Gerardo Fernández Noroña, el más innombrable de los presidentes de la Cámara de Senadores en su historia, dejó en claro en la sesión de la Comisión permanente del Congreso de la Unión, celebrada hace un par de días, que el quehacer político que desempeña es el del más sucio y efectivo ejecutor, un vil golpeador a sueldo.
Con la presencia de su homólogo Adán Augusto López Hernández, bajo la lupa de la indagatoria nacional e internacional, quien sin duda le aconsejó, reventó los exhortos de los diputados y senadores de oposición que se refirieran a la investigación y violencia grave que se vive en Tabasco.
En cuanto pidieron la palabra legisladores del PAN, PRI y Movimiento Ciudadano, el todavía presidente del Senado interrumpió a sus homólogos cuando estos invocaban todo lo que ha acontecido en la entidad tabasqueña a partir de que el propio López Hernández fungió como gobernador, cuando, aunque lo niegue, solapó a su nombrado jefe de seguridad pública, el hoy prófugo Bermúdez Requena.
Fiel a su conciencia reptiliana, Fernández Noroña regreso con la carabina al hombro a cada uno de los cinco legisladores que tuvieron el valor de subirse a la otrora máxima tribuna del país para pretender exhibir la irrefrenable crisis incendiaria que vive Tabasco, a partir de la irrupción ilegal del cártel conocido como La Barredora.
Como en el béisbol, nada más que en su curul, Adán Augusto movía las manos, se mesaba el cabello y, con los índices levantados, le mandaba señales a Fernández Noroña para que “ponchara” a cada uno de los senadores encabezados por Mayuli Martínez.
En cuanto tomaban la palabra y exponían la crisis tabasqueña, como un interlocutor automático, volteaba la mirada a la curul de su homólogo, quien movía los dedos por su boca y en señal de silencio le indicaba a Fernández Noroña para que irrumpiera la intervención.
Así, uno a uno mordieron el polvo levantado por el “líder” del Senado, tras los susurros que emitía por el sonido local con la reiteración de que el tema de Tabasco no podía tocarse porque no se enroló en el programa oficial de la sesión del miércoles de la Permanente.
Al final, Fernández Noroña sonrió complacido por las miradas que le intercambió su colega López Hernández, a quien sólo le faltó darle un abrazo y palmearle la espalda para agradecerle de que sus homólogos terminaron haciendo mutis ante la arbitrariedad pasmosa del líder senatorial hasta el próximo 31 de agosto…
De esa forma inequitativa de madreador de barrio y complementada con arbitrariedades en la aplicación de la Ley Orgánica del Congreso de la Unión, Gerardo Fernández se colgó otra medalla “ganada a pulso” en el entorno cameral y en abierta complacencia al senador más cobijado por el manto protector de López Obrador.
Y ante los ojos de los presentes, los representantes de Morena persistieron en comportarse arbitrarios, arrogantes y prepotentes en las Cámaras alta y baja, donde ya invadieron todos los renglones y espacios que antes pertenecieron a la propia oposición, cuando esta fue contraria a los intereses al hoy partido en el poder.
