Después de una larga espera de casi dos meses, ayer la Reserva Federal —en su reunión de marzo— decidió dar inicio a lo que será, sin duda, un proceso para incrementar la tasa de interés de referencia en EU. Esta decisión se toma una vez que en este mismo mes se terminó el estímulo monetario que consistía en inyectar recursos a la economía a través de la compra de bonos gubernamentales e hipotecarios, principalmente. A partir de marzo de 2020, la Fed empezó con esta práctica, y compró en dos años alrededor de 2.8 trillones de dólares (120 mil mensuales durante dos años); esto llevó el balance de la Fed a cerca de 9 trillones de dólares. Ahora comienza un nuevo ciclo que consistirá en subir la tasa de interés poco a poco, y en alguna sesión próxima, seguro se anunciará cómo, cuándo y cuánto reducirá el banco su hoja de balance.
Por lo que se refiere a las tasas de interés, se estima que además del alza de antier de 0.25 por ciento, las tasas pueden subir seis veces más para llegar a diciembre de este año a 1.75 por ciento; las alzas pueden ser de 0.25 o de 0.50 por ciento si así lo juzga conveniente la Fed, pero al final la meta —sin que sea un compromiso— es llegar este año a 1.75 por ciento. Sobre cómo se reducirá la hoja de balance no se dijo mucho, pero los especialistas piensan que el proceso iniciará el mes entrante y se especula que lo que hará el banco central es dejar de reinvertir los intereses de su cartera y dejar de reinvertir las amortizaciones, con lo cual el balance podrá reducirse en alrededor de 100 mil millones mensuales en los próximos años; la duración del portafolio de la Fed se estima en alrededor de cuatro años. Por supuesto que no se contempla que este mecanismo se adelante saliendo la Reserva Federal a vender bonos, pues esto puede ocasionar turbulencias innecesarias y perjudiciales en los mercados.
Así las cosas, estamos ante un nuevo panorama que marca el final del dinero en extremo barato, lo cual no es del gusto de los inversionistas que siempre piden más y más, pero las condiciones de la economía, como producto de la inflación que se vive debido al efecto de la pandemia y exacerbada por el incremento de los energéticos por la invasión de Rusia a Ucrania, obliga a que se implementen medidas más estrictas que tengan como propósito detener el fuerte aumento de los precios. El remedio es el correcto, pero tomará tiempo alcanzar los objetivos de que la inflación deje de crecer; en la medida en que la guerra continúe o se extienda, peor será la perspectiva. Sin embargo, parece que hay algunos avances en las pláticas para lograr un cese el fuego, pero aún no hay nada concreto y Rusia tiene un gobierno muy poco confiable, como todo el mundo puede atestiguar.
La política monetaria en Estados Unidos tendrá sus repercusiones en México; si Banxico sigue a la Fed en su camino de alzas, la tasa de referencia en México —que hoy es de 6 por ciento— se puede incrementar en este 2022 hasta 7.5 u 8 por ciento, en un peor escenario. Esperemos que no suba tanto, porque arriba de 7 por ciento lo que disminuirá es la expectativa de crecimiento, que ya de por sí es muy baja. 2 por ciento; seguro que Banxico actuará con prudencia, ojalá el gobierno le diera más atención a la reactivación de la inversión privada, pues eso ayudaría mucho.
Manuel Somoza