Llevo mucho tiempo tratando de entender a los políticos y cada vez los entiendo menos. En el mundo moderno, con avances de la humanidad, gracias a la tecnología y a que el mundo ha madurado, los habitantes del planeta han mejorado los niveles de vida y bienestar; por supuesto, no ha sido igual para todos, hay países y regiones que han avanzado más, pero me cuesta trabajo pensar en naciones que estén peor hoy que hace 100 años. Cuando uno generaliza se puede equivocar, pero las naciones que ahora están peor son pocas; desconozco la realidad en África, pero en Occidente solo puedo pensar, a lo mejor, en Cuba.
En estos cien años han existido todo tipo de ideologías, pero las que más tuvieron aceptación fueron el capitalismo y el comunismo; para mí el socialismo es una versión más ligera que el comunismo, que resultó ser un desastre.
El único país que ha progresado con la doctrina comunista es China, que implementó una plataforma capitalista que es la que le ha dado la oportunidad de ser ahora la segunda economía del mundo, pese que aún es pobre, ya que los frutos del desarrollo apenas tocan a 400 millones de chinos de los mil 400 millones que componen su población. Esta introducción solo me sirve para ubicarnos en el siglo XXI, donde doy por descontado que las principales ideologías imperantes, capitalismo y socialismo trabajan para que los habitantes de los países en los que maniobran tengan mejores niveles de vida.
A partir de lo anterior, entiendo que nuestro gobierno, que se ostenta como la “cuarta transformación”, desee dar un marcado giro a la izquierda; eso lo comprendo, lo que no es que implícitamente en el cambio quiera destruir lo bueno que tenemos. Muchas instituciones que se construyeron en administraciones anteriores están o estaban funcionando bien, pero ahora están bajo el ataque de los políticos de la “cuarta transformación”. ¿No será más conveniente mantener lo que está funcionando bien y tratar de reconstruir y mejorar lo que no, en lugar de destruir todo? Puedo dar muchos ejemplos, pero me voy a concentrar en el Banco de México.
Por qué lanzar una iniciativa que atenta contra su autonomía, es un principio en el cual se comprometió nuestro Presidente en su campaña y que ha ratificado durante su mandato; qué no es obvio que si se cambia la ley para ordenarle al Banxico que compre divisas (que no necesita o no le convienen porque desconoce su origen y con ello abre la puerta a dinero mal habido) representa una pérdida de su autonomía. Nadie en el Senado pensó que esta iniciativa compromete acuerdos internacionales contra el crimen organizado. A nadie se le ocurrió que nos podemos quedar sin credibilidad como hoy están Venezuela, Cuba y Corea del Norte. El daño de esta propuesta puede ser el inicio de una crisis financiera para México, por qué destruir lo que está bien, en lugar de construir con soluciones.
A los políticos que buscan notoriedad y se apoyan en propuestas populistas les pido que primero piensen en el bienestar de la patria, eso debe ser parte de su ideología, y si no lo es, entonces sí que tenemos un grave problema.
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