Política

Euforia por López-Gatell

  • Contracorriente
  • Euforia por López-Gatell
  • Maite Azuela

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Desde el inicio del actual gobierno se ha señalado el papel preponderante y casi único del Presidente de la República como figura principal del Estado mexicano. Desde el día uno de su administración, Andrés Manuel López Obrador marca la agenda política nacional, sus actos y mensajes —desde una perspectiva de gobernabilidad— trascienden cualquier noticia por irrelevantes que algunos resulten.

Solo un caso ha rebasado la voluntad del Presidente y sus esfuerzos por ser el centro de atención. Me refiero al movimiento feminista que desde inicios de este año cobró relevancia mediática y, por más que el Presidente se esforzaba en las conferencias de prensa mañaneras por acusar a las feministas de conservadoras o manipuladas sin consciencia, simplemente la agenda feminista se impuso frente a la agenda del Ejecutivo.

Después de la marcha del 8M y del paro nacional del 9M que ocuparon las primeras planas de los medios de comunicación por encima del Presidente, llegó la crisis del covid-19 y la coyuntura feminista se pospuso.

Entonces la atención mediática regresó al podio presidencial. Sin embargo, la poca disposición del Ejecutivo de asumir el liderazgo en medio de una crisis donde lo que se necesita es la claridad y el ejemplo del jefe de Estado, Andrés Manuel López Obrador, para muchos, perdió credibilidad en su narrativa y como referente de comportamiento responsable. Esto lo delata la caída en la aprobación de los ciudadanos para la figura presidencial.

Pero paralelamente al mal manejo de la crisis por parte del Presidente, surgió un personaje que trasladó la mirada nacional a su persona y a sus mensajes: Hugo López-Gatell.

Tal vez el origen de la percepción que le otorga legitimidad se debe a que es médico. Cuando nos enfermamos y recurrimos a la atención médica, el diagnóstico de las y los doctores ofrece certidumbre a nuestras vidas. En los rangos de aprobación ciudadana por profesión, los médicos siempre quedan en los primeros lugares. Pero además, el doctor López-Gatell ha combinado la técnica de su profesión con el discurso político. No es gratuito que al doctor Jorge Alcocer, titular de la Secretaría de Salud, no se le haya asignado ninguna participación mediática.

Incluso, a pesar de los errores de López-Gatell en el manejo de la crisis, cuando de complacer al Presidente se trata, su aparición pública todos los días (que las redes sociales han bautizado como #LaNovelaDeLas7) es el piso sobre el que la sociedad mexicana ejecuta las decisiones gubernamentales.

La pausada honestidad que despliega con actos de paciencia tan auténticos, le permiten incluso decir con toda naturalidad en la entrevista de Richard Ensor, que las cifras del gobierno no son completas y que pueden multiplicarse hasta por cuatro decenas más.

¿Quiénes de los que están atentos de la crisis no han recibido algún mensaje en el que se comenta su atractivo físico y se debate si responde a su posición de rescatador público?

El doctor López-Gatell es la muestra de que la técnica no está peleada con las lógicas políticas y que es posible ofrecer certezas a la población desde el Estado mexicano sin mostrarse testarudo ante la crítica y los costos políticos venideros, contrario a lo que hace su jefe, el Presidente. Su debilidad recae en la inevitable tentación de complacerlo aún contra evidencia científica.

@maiteazuela

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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