Internacional

El Estado mexicano no entiende la IA: eso nos pone en riesgo

En solo unas semanas, en México hubo tres eventos que muestran la necesidad urgente de una regulación, bien pensada y a fondo, del uso de la inteligencia artificial (IA). Es imposible detener el tsunami que esta representa –y que tiene muchos aspectos positivos–, pero sí necesitamos que el Estado la tome en serio, la entienda y fije reglas claras para que no se robe nuestro trabajo, voz y hasta identidad aprovechando vacíos legales.

Fue de hecho el Instituto Nacional Electoral quien, hace unos días, aprovechó estos limbos para clonar con IA la voz del actor de doblaje Pepe Lavat, famosísimo por la serie Dragon Ball, y ya fallecido. La institución utilizó su voz en un video que publicó en redes sociales. Aunque negó haberla clonado, y dijo que solo usó un audio disponible en la plataforma “en el uso libre y gratuito de esta red, como está ocurriendo en todos los ámbitos del mundo con relación a la inteligencia artificial”, lo cierto es que sí la utilizó. Gisela Casillas, viuda de Lavat, dijo: “es triste que una institución que habla de legalidad haga estas cosas tan horrendas, ellos usan IA para una campaña que está mal hecha y se roban todo”.

El domingo pasado, locutores, músicos, artistas y productores realizaron una marcha en Ciudad de México justamente para manifestarse contra el uso no regulado de la IA para clonar sus voces sin su consentimiento. Pidieron que la voz sea reconocida como un dato biométrico sensible y que se regule un pago para los artistas cuando se utilice para entrenar modelos.

El 2 de julio, la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación aprobó un proyecto de sentencia que señalaba que las obras generadas exclusivamente mediante IA debían considerarse parte del dominio público. Esto causó muchísimas reacciones en contra y, al final, la Corte anunció que será en agosto cuando dé un fallo final. El proyecto señalaba que, “al no contar con autoría humana ni con creatividad original”, estos productos no debían ser protegidos por el derecho de autor y que pasarían automáticamente al dominio público. Esto evidencia una gran ignorancia sobre cómo funciona la IA, pues en realidad esta no crea cosas, sino que utiliza todos los millones de datos con los que fue entrenada para replicar esa información en lenguaje: textos, imágenes, sonidos o videos.

Lo que está pasando no es exclusivo de México: la mayor parte del mundo está en un limbo legal. Sobre todo porque en Estados Unidos las grandes empresas tecnológicas están buscando que existan regulaciones muy laxas, bajo la narrativa de que poner límites inhibe la innovación. En realidad, esa presión obedece a que están entrenando a sus modelos sin pagar las regalías correspondientes a artistas, escritores, ilustradores, periodistas, fotógrafos, usuarios de redes sociales y un largo etcétera.

Sin embargo, ya hay gobiernos que están actuando. El de Dinamarca modificará su ley de derechos de autor para garantizar que todos sus ciudadanos tengan derecho a su propio cuerpo, rasgos faciales y voz. No solo para evitar su uso comercial, sino para que no se creen deepfakes (videos o audios falsos, pero muy creíbles, de gente real) generados por IA. El ministro de Cultura danés, Jakob Engel-Schmidt, dijo a The Guardian: “Todos tienen derecho a su propio cuerpo, su propia voz y sus propios rasgos faciales”. En México deberíamos de aprender algo de los daneses. Y el Estado debería tomarse en serio, de una vez por todas, lo que está ocurriendo en el mundo.


Google news logo
Síguenos en
Mael Vallejo
  • Mael Vallejo
  • Mael Vallejo es periodista. Director de estrategia digital de N+. Su columna se publica cada 15 días (viernes).
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.