Durante décadas ha existido la tendencia a realizar estudios enfocados a las problemáticas más significativas en las sociedades modernas (violencia contra la mujer, equidad de género, crimen organizado y su repercusión), llegando al punto donde se ha establecido un abanico de temas que debe ser abordados por sobre todos los demás.
Se está comenzando a olvidar el estudio del deporte, y cuando se ha intentado estudiarlo, no se cuenta con el nivel de análisis necesario.
Mucho de lo que se ha estudiado sobre el deporte se centra en problemas de la educación y cultura física, sin generar algo digno de ser profundo.
A veces, se ha analizado su peso económico, del cual no debe dejarle dudas a nadie. Pero se analiza ese factor solamente: el económico.
No es complicado descubrir las razones del descuido en que se ha tenido al deporte como fenómeno social digno de estudio.
Desde sus inicios, la sociología se centró en temas de estudio como la religión, política, economía, religión; pero no se previó que con el paso del tiempo surgirían otras actividades con las cuales el hombre se identificaría social y psicológicamente.
El deporte no se consideró como uno de los temas serios durante la época en la que se estaban definiendo las tendencias sociales.
La sociología debe de ocuparse, como ciencia, de las sociedades en todos sus aspectos, pero los investigadores se apegan demasiado a temas que sólo son válidos para ellos, ya que pocas veces han considerado, por ejemplo, al futbol como un fenómeno social digno de un estudio más allá de lo económico o de aspectos de medición de audiencia en las televisoras.
Las redes sociales, por ejemplo, obviamente son un factor de análisis necesario hoy en día.
Pero el deporte, en sí, se ha olvidado como estudio social, siendo visto más como un fenómeno mercadotécnico que sirve para vender camisetas.
Se han limitado a estudiar los aspectos “serios”, lo racional de la vida, en donde la diversión, el placer, y las emociones festivas del hombre reciben muy poca atención en las teorías.
No debemos olvidar que existe una relación enorme del deporte con todos los contextos existentes, debido a la manera en que influye a la sociedad en la mayoría de sus campos, ya sean políticos, empresariales, comerciales o publicitarios. Y es por ello que el deporte termina siendo un fenómeno más social y cultural que de otro tipo de contexto.
Basta con ver a los aficionados argentinos en el Mundial de Clubes de Estados Unidos.