Esta semana en Singularity Hub encontramos un artículo escrito por James Temple en el sitio MIT Technology Review, que nos habla de los resultados generados por el Protocolo de Montreal adoptado en 1987.
Este protocolo establece medidas estrictas para eliminar gradualmente el uso de clorofluorocarbonos y otros químicos usados en refrigerantes, solventes y otros productos industriales que estaban rompiendo la capa protectora de ozono de la Tierra.
Hoy, 30 años después, los resultados obtenidos van mucho más allá de lo esperado; si bien ya se hablaba del calentamiento global, el objetivo principal era proteger y reforzar la capa de ozono.
Este objetivo se cumplió ampliamente; hoy, las mediciones publicadas por la NASA muestran una capa de ozono más densa y estable, que ha permitido limitar la radiación de rayos ultravioleta que generan problemas de salud, como cáncer y daños oculares.
Este esfuerzo colectivo está demostrando que también ha generado otros efectos colaterales de gran beneficio: la disminución de gases de efecto invernadero está incidiendo en la reducción de las temperaturas promedio del planeta hasta el 2050, en 1ºC.
Ahora, un nuevo estudio en Nature destaca otra ventaja crucial, aunque involuntaria: reducir la tensión que ejerce la radiación ultravioleta del sol en las plantas, inhibir la fotosíntesis y ralentizar el crecimiento.
El Protocolo de Montreal evitó “un colapso catastrófico de bosques y tierras de cultivo” que habría agregado cientos de miles de millones de toneladas de carbono a la atmósfera, dijo Anna Harper, profesora principal de ciencia climática en la Universidad de Exeter y coautora del artículo, en un correo electrónico.
El artículo de Nature, publicado el 18 de agosto, encontró que, si la producción de sustancias que agotan la capa de ozono hubiera seguido aumentando un 3% cada año, la radiación ultravioleta adicional habría reducido el crecimiento de árboles, pastos, helechos, flores y cultivos en todo el mundo. “Si bien originalmente se pensó como un tratado de protección del ozono, el Protocolo de Montreal ha sido un tratado climático muy exitoso”, dice Paul Young, científico de la Universidad de Lancaster. _