No hace mucho tiempo, para ser precisos en junio del año 2018, aquí su Charro Negro de confianza les había platicado de lo mal que se estaban haciendo las cosas en el equipo más grande en la historia de nuestro simplón futbol casero: las Chivas Rayadas del Guadalajara.
Un sinfín de torpezas, mis tres ávidos y entusiastas lectores, culminaba entonces con el despido de forma por demás extraña, ruin y poco digna de Matías Almeyda. Uno de los entrenadores más exitosos y que además había traído cinco títulos a las vitrinas del Guadalajara, era sin más ni más, separado del plantel.
Mucho se especuló entonces de las razones por las que había salido, pero todo parecía apuntar hacía un solitario responsable: ni más ni menos que José Luis Higuera. Y me disculpo por todo este antecedente mareador, pero ahora viene mucho al caso porque una vez más, este pomposo y déspota personaje se encuentra en el ojo del huracán, ahora debido a una nota que se publicó en días anteriores y que aparentemente lo ponía fuera de las Chivas.
Para tristeza de todos los chiva hermanos, como se hacen llamar los pobres aficionados que pagan y siguen pagando por ver esta deplorable versión de un equipo grande, me apena decirles que hoy el tal Higuera salió a dar una declaración con Ciro Gómez Leyva, en la cual asegura que él se mantiene como director general del Guadalajara. Lamentablemente.
Y no es que uno tenga personal animadversión contra este cuate, pero sí les digo que me resulta patético y hasta un poco trágico que alguien sin historia alguna dentro del balompié nacional, haya arribado en la forma en que él lo hizo y tome las riendas de una institución que debería trabajar como una de las más grandes del mundo.
Personaje poco agradable, de personalidad gris, despótico y socarrón, José Luis Higuera se ha distinguido más por sus constantes pleitos en redes sociales con aficionados y comentaristas deportivos, que por sus aciertos dentro de la institución.
Y si bien se reconoce que traer al “pelado” fue su iniciativa y de su mano Chivas fue campeón, también hay que decir que, en su absurdo afán de protagonismo, también es el único responsable de la debacle y del rotundo fracaso en que se ha convertido el equipo en los últimos tres torneos.
Hasta ahora nadie sabe del paradero de Jorge Vergara ni de la realidad de su estado de salud, sin embargo, estoy seguro de que su afición e incluso sus rivales, lo deben extrañar más que nunca, a pesar de todos los pesares. Así el nivel del fracaso rojiblanco.
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