En la década de los noventa en Estados Unidos se visibilizó el movimiento de mujeres que por deseo y convicción no querían ser madres. Ellas se identificaron como NoMo (No Mother o No madres).
En México su equivalente es el concepto “No maternidad” que busca reivindicar a las mujeres que son señaladas por su decisión.
Cada vez son más las mujeres que renuncian al mandato de la maternidad como el único proyecto de vida posible.
De acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, de 1960 al 2020, la tasa global de fecundidad ha disminuido, de siete hijos promedio a dos, en mujeres que viven en contextos urbanos y tienen mayor preparación educativa.
Sin embargo, en el país aún persiste una presión social asociada a que las mujeres tenemos que ser madres como una obligación, más que como una elección y así se ejercen discursos violentos o despectivos sobre quieres postergan o no deciden no ser madres.
La elección de las mujeres de no desear tener hijos se ha expandido en el mundo y va más allá de una moda, pues se trata de una postura que implica renunciar a construcciones sociales y morales tradicionales para expresar con valentía otras formas de vivir que también enriquecen nuestra existencia.
En conclusión podemos considerar que nos corresponde opinar de lo que otras mujeres quieran hacer con su vida; sin embargo, es necesario el reconocimiento de una diversidad de caminos que tomamos las mujeres para alcanzar la felicidad, que no están condicionados al mandato único de la maternidad.
Visualizar el abanico con una amplia gama de colores, nos hace fomentar una perspectiva más tolerante y respetuosa.
También nos permite abrazar nuestras decisiones desde la plenitud y el gozo, y no desde la culpabilidad por no cumplir con determinados condicionamientos sociales.
