El 13 de septiembre se conmemora en nuestro estado el día estatal para visibilizar la participación de las mujeres en la construcción de nuestra historia en Guanajuato. Con motivo de esta celebración se llevó a cabo en la ciudad de Irapuato el evento Mujeres que inspiran¸ donde se reconoció a mujeres destacadas en distintos ámbitos, como el arte, deporte, en el sector del campo, entre muchos otros.
Fue una experiencia cargada de emociones, pues tuvimos la oportunidad de escuchar la conferencia de Andrea Cardona, primera mujer centroamericana en llegar a la cima del Everest. Andrea nos compartió cómo su sueño, paso a paso, sin evadir las caídas en las grietas, aprendiendo a salir de ellas y confiando en su equipo, ese sueño, se fue cristalizando hasta lograr su anhelada meta.
Cada persona tenemos nuestro Everest, nuestro sueño por conquistar, paso a paso lo vamos logrando, pero la meta debe estar sustentada en un propósito real y que le dé sentido a la misma.
Las mujeres que fueron reconocidas tienen esa meta clara, trabajan día a día por construir su camino hacia su sueño. Son mujeres que nos inspiran a seguir cada día, a no flaquear en nuestros esfuerzos, a construir un camino hacia la inclusión, a que exista una igualdad sustantiva, a tener un ambiente laboral libre de discriminación, a que las dobles jornadas no sean lo cotidiano, que todas las mujeres tengamos acceso a todos los derechos.
Sabemos que como mujeres enfrentamos retos diariamente, por lo que es importante sentirnos parte de una comunidad que nos apoye, mujeres que nos tienden la mano y nos ayudan a construir puentes para lograr los objetivos comunes. No todas las metas son comunes y existen tantas, como formas de pensar existen, pero lo que es innegable es que los caminos se hacen más transitables si vamos acompañadas.
No puedo dejar de reconocer que un grupo de mujeres que me inspira, son las madres buscadoras, que día a día luchan contra el dolor de la ausencia, de la incertidumbre, que han convertido sus esfuerzos en resistencia, son mujeres que no se rinden ante la adversidad. Hoy tengo la oportunidad de hacer equipo para trabajar y apoyarles desde nuestros esfuerzos institucionales.
Casualmente una querida madre buscadora tuvo la gentileza de regalarme en días pasados un ejemplar del libro Mi grito y mi silencio, es un texto que reúne fotografías y cartas escritas por ellas dirigidos a quienes hoy no están. Es un testimonio de memoria viva que no hace sino reiterar mi admiración hacia esas mujeres que hoy nos inspiran a resistir y seguir trabajando desde nuestros espacios y a no rendirnos en nuestras propias luchas.