Los retos globales exigen respuestas globales. En tiempos normales ello requiere pacientes esfuerzos para construir consensos, pero no estamos en tiempos normales. Tenemos que responder con urgencia y orden a la pandemia del covid-19, cuyos impactos humano, social, económico y financiero no tienen paralelo reciente.
El Grupo de los 20 (G20) se reunió por primera vez a nivel de jefe de Estado hace 11 años para generar acciones coordinadas ante una crisis financiera mundial. La semana pasada sostuvo su primera cumbre vía videoconferencia para identificar y acordar tareas prioritarias ante un reto todavía mayor.
Participaron 27 líderes —los 20 miembros y siete invitados— y titulares de ocho organismos internacionales, incluyendo la Organización de las Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. El G20 representa 85 por ciento del PIB del mundo y dos tercios de su población.
Los líderes adoptaron una Declaración Conjunta, que es una indispensable expresión de voluntad y compromiso político de hacer frente a la pandemia y sus consecuencias. México tuvo una muy activa participación en su negociación, asegurando el énfasis en el componente social y buscando contribuir a acercar posiciones.
El G20 asumió compromisos de cumplimiento individual y colectivo. La base es el reconocimiento de que para proteger a las personas, y en especial a las más vulnerables, todos debemos hacer nuestra parte. Ningún país puede contener una pandemia por sí mismo. Al ayudar a otros nos ayudamos a nosotros, al protegernos evitamos afectar a los demás. El interés nacional es indistinguible del de la humanidad en su conjunto.
De esta visión se desprenden acciones concretas. Se acordó intercambiar datos epidemiológicos y clínicos, y ampliar el financiamiento para el desarrollo de tratamientos y vacunas. También se coincidió en asegurar el flujo de suministros y equipos médicos esenciales, punto sobre el cual el presidente López Obrador fue enfático en la cumbre. El G20 actuará para ampliar la cobertura a los países con menores recursos y sistemas de salud más frágiles.
Tanto la pandemia como las acciones de contención están teniendo un enorme impacto económico y financiero. Los países del G20 —y en especial las mayores economías— tienen la doble obligación de mantener la operación esencial en el corto plazo y prever desde ahora el reinicio de actividades y la indispensable recuperación.
Los acuerdos concretos en este ámbito incluyen minimizar las disrupciones al comercio y a las cadenas globales de suministro, asegurar que las medidas de contención sean temporales y proporcionales, proteger en especial a las pequeñas y medianas empresas, y tomar medidas de alcance sistémico para inyectar liquidez y recobrar la confianza en cuanto sea posible. El G20 subrayó el indispensable componente social de las acciones de respuesta. El presidente López Obrador destacó ante sus pares la prioridad que se debe dar a los que menos tienen y a quienes viven de la economía informal.
Una situación de crisis acerca posiciones. No implica el fin de las divergencias políticas. La construcción de consensos es una tarea permanente. Un área fundamental en que seguiremos insistiendo, como también destacó el Presidente, es la impostergable necesidad de suspender las tensiones comerciales y de asegurar niveles adecuados y estables en mercados clave, como el del petróleo.
México seguirá trabajando para ampliar la cooperación y coordinación en todos los foros dedicados a ello. En el G20 entramos a la etapa de seguimiento e implementación, al trasladarse la coordinación y construcción de acuerdos al nivel ministerial y técnico. Tenemos que seguir sumando esfuerzos y viendo por el bien común. Las circunstancias lo exigen.
*Subsecretario de Relaciones Exteriores
Twitter: @JulianVenturaV