Hay ciertos halagos en la historia de la música que son cruciales; el inmenso Brian Eno dijo del africano que era el mejor baterista sobre la tierra. Una idea compartida por Flea, el virtuoso bajista de los Red Hot Chilli Peppers. Pero si ello no bastara, hay que decir que una leyenda del tamaño de Fela Kuti aseveró que sin su contribución, simplemente el afrobeat jamás hubiera existido.
De ese tamaño es el legado del percusionista nigeriano de 79 años, que muriera en París -su lugar de residencia- el pasado 30 de abril. Fue una figura crucial en el devenir de la música contemporánea (recordemos que en África, Fela Kuti es considerado un semidios). De formación autodidacta, aprendió escuchando los discos de Art Blakey y Max Roach. En lo suyo confluyeron el jazz y el high life con un feeling absolutamente africano. El propio Fela contaba que tras abandonar Allen a la orquesta África 70 tuvo que recurrir a 4 bateristas para que lo reemplazaran en vivo.
Siempre humilde, jamás alardeó de su inmensa discografía y participaciones; en su lugar, jamás dejó de trabajar y de hecho falleció apenas editando recientemente Rejoice, un disco junto al trompetista sudafricano Hugh Masekela, que también muriera, pero en 2018. El público joven lo identificó bien pues Damon Albarn lo incorporó al grupo The Good, The Bad & The Queen registrando dos grandes álbumes: un homónimo del 2007 y Merrie Land (2018).
Nos queda una obra vasta y en la que desfilaron figuras como Baaba Maal, Oumou Sangare y Manu Dibango, e incluso una figura de la música electrónica como Jeff Mills, entre muchísimos. Apenas ayer apareció “Song Machine: How Far?, con Gorillaz y Skepta… que su legado siga sonando.
circozonico@hotmail.com