En marzo del año pasado, Homero Ontiveros organizó un encuentro sobre Música y literatura como parte de la UANLeer; acudí a la cita junto con Alejandro González y David Cortés, con quienes comparto amistad y pasiones. En una de las noches tuvimos un desencuentro con la policía regia, y David y yo nos desvelamos lo necesario para planear el rescate de Alejandro al día siguiente; ya se conoce lo prepotentes que son los agentes de aquellos lares. Se trató pues de una aventura gonzo que no hizo sino estrechar los vínculos entre nosotros y que tampoco evitó que siguiéramos el rol en el legendario Café Iguana al día siguiente. A lo largo de muchos años me ha tocado compartir publicaciones con David y además sigo con atención sus textos en otros medios; recientemente recordó que fue parte de la excelente pero efímera revista Atonal.
Escribo sobre este formidable periodista dado que sufrió una complicación post-operatoria y se encuentra grave en un hospital de la CdMx. Este texto es un vehículo para enviarle energía y que pueda recuperarse del problema. Mientras tanto aún tengo muy fresca la noche del 6 de noviembre cuando presentamos David Bowie: Manual de amor moderno para aliens en el Jardín Chapultepec; David escribió además el prólogo. En nuestra travesía periodística nos tocó colaborar en la revista La banda elástica, que se editaba en Los Angeles, California, y posteriormente en el suplemento Acento X, que coordinaba Luis Gerardo Salas (el hombre fuerte de Rock 101) para el diario UnomásUno. Ambos medios aportaron lo suyo en busca de un ejercicio profesional crítico, poco complaciente y arriesgado. Si el año pasado hablamos sobre José Agustín y Parménides García Saldaña, este año revisaremos su antología Escritos en el tiempo y mi novela Ya no más canciones de amor. Tengo la confianza de que el metal pesado del que está hecho David va a resistir para seguir tripeando con krautrock y otros sonidos experimentales.
circozonico@hotmail.com