Sociedad

Universidad a la vista

“Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica”, dijo Salvador Allende en su histórico discurso del 2 de diciembre de 1972, de visita en la Universidad de Guadalajara. En referencia a esta frase me pregunto qué pensaran los jóvenes de hoy en el contexto de los procesos sociales de cambio y transformación sobre cómo debe ser un revolucionario. ¿Cómo el Che Guevara? o ¿cómo cualquier “influencer” o “youtuber” de moda? Acaso el “Fofo” Márquez, al dar muestras de arrojo al cerrar una de las pocas vialidades de alta circulación en Guadalajara, ¿será el modelo de nuevo revolucionario?

Nuestra condición de universitarios nos debe llevar a vislumbrar el futuro con optimismo. La Universidad de Guadalajara debe cambiar. Pero la pregunta es cómo y hacia qué objetivos y metas que le den viabilidad de cara al siglo XXI; frente a los retos que exige la sociedad jalisciense actual, y los continuos avances de la ciencia, la cultura y las artes.

Ni el gobierno del estado ni el gobierno federal deben intervenir en sus procesos internos. Si bien es cierto que la institución recibe recursos fiscalesde los dos anteriores, también lo es que existen mecanismos concretos de auditoría, vigilancia y supervisión del buen ejercicio de estos ingresos públicos. Por ende, procede que su noble misión histórica continúe sin frenos ni cortapisas externas de ningún tipo.

Sin embargo, hacia dentro de la comunidad académica y estudiantil el reto es enorme y el trabajo arduo. Empezando por reconocer la necesidad del sano y armonioso dialogo interno en sus entes académicos colegiados, de ampliar lalibertad de expresión, de operar la democracia institucional sin cortapisas, y establecer objetivos comunes entre todos sus integrantes. Estos son los pilares que debenser reconstruidos y forjados de cara a los nuevos retos institucionales.

Sus maestras, maestros y jóvenes estudiantes deben emprender el camino de los cambios que la comunidad entera anhela. No podemos perder tiempo en dicha tarea. Deben surgir liderazgos nuevos y frescos que entiendan que la autonomía no fue una graciosa concesión estatal, sino producto de la madurez de su autogobierno y de su entramado institucional.

Por los nuevos vientos que en el horizonte se mueven, las velas deben desplegarse y los motores acelerar, encaminándonos a dejar atrás lo que no funciona, buscando con altura de miras y mejores perspectivas que el cambio sea producto de la opinión colectiva con rumbo; y no del engaño, la turbia desazón, la ansiedad de venganza, o la voluntad de uno-o pocos-.

jlcastellanos11@gmail.com

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José Luis Castellanos González
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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