Para José Herminio Jasso, amigo de todos los días (literalmente en las redes sociales), con afecto, al imaginar una publicación con el título de “El Gran Herminio”.
Toda la vida humana en sociedad está regida por relaciones de supra-ordenación–mandar-;sub-ordinación–obedecer-; y cooperación -mutuo acuerdo colaborativo. En las tres destaca el interés propio de cada persona o conjunto de personas actuando deliberadamente hacia un fin que básicamente es la supervivencia personal y de la especie.
En las democracias es fundamental lograr un consentimiento generalizado de las acciones de las personas hacia dicho fin común que preserve la organización social y política. Los actores políticos –llámense partidos, organizaciones, grupos o factores de poder, líderes o personas- tienen que lograr un consenso mínimo para que sus propuestas políticas se conviertan en acciones y realidades de gobierno, pasando luego a ser políticas públicas y en última instancia normas jurídicas de carácter general con vigencia indefinida. Lo que construye la legitimación y el consentimiento común, al fin, de dichas acciones políticas y de gobierno.
Cuando la realidad supera a la ficción entonces resulta que la imaginación se queda corta en las predicciones de lo que puede acontecer en la evolución de las sociedades humanas. Y entonces puede ofrecernos más entresijos y verdades que una novela, un cuento, o… un poema. Estos últimos producto de la actitud consciente de la imaginación del ser humano. Lo que a veces escapa al control de quienes ejercen el poder. Estos últimos tratan de influir sobre la realidad humana y social, pero muchas veces no saben (en conciencia) las consecuencias que en el tiempo tendrán sus decisiones y acciones. Es decir, son inconscientes para el caso.
Pensar que un ente o servidor público puede actuar a su antojo es transportarnos a las figuras de abuso de poder y de autoritarismo. Cuando la democracia abdica del consentimiento común entonces se hacen presentes las decisiones unilaterales.
Por eso la importancia de que en cualquier proceso de generación de nuevas normas (adiciones) o que las cambian (reformas) por decisiones del poder legislativo, sea analizado conscientemente, valorándolas con detalle y recibiendo el suficiente consenso de los actores políticos y sociales.
En nuestro país desde los tiempos del partidazo (PRI hegemónico) eso estaba perdido. Se legislaba desde el poder y “si no les gusta pues se aguantan”, “las mayorías legislativas para eso son”. Y ahí están las privatizaciones salinistas y zedillistas, pero después: los impuestos foxistas, las guerras calderonistas y las reformas peñanietistas. Pero llega Morena y sigue la dosis: “las reformas con las mayorías son buenas” porque quien tiene el poder cree tener la razón. Pero ¿dónde quedó el consentimiento común en democracia? ¿perdido también?
Los efectos de las reformas legales del Gran Hermano (así les denomino yo) se empezarán a sentir después de su publicación en el Diario Oficial de la Federación el pasado 17 de julio; y posterior entrada en vigor. Y uno de los principales no será legal sino de conducta social que el articulista de El Financiero Jesús De los Ríos describe así: “La implementación de esta ley significa que cualquier ciudadano podría estar siendo rastreado, aún sin estar involucrado en una investigación judicial. Activistas, periodistas, opositores políticos, e incluso usuarios comunes podrían convertirse en objetivos del monitoreo estatal. Este tipo de vigilancia tiene un efecto inhibidor en la sociedad: la gente comienza a autocensurarse, a evitar participar en protestas, a reducir su actividad en redes sociales por miedo a represalias.” Y a perderse el consentimiento común en democracia, digo yo.
O a la inversa, y en palabras de la antropóloga Sandra Rozental, se empieza a construir “un archivo en tiempo real que, en lugar de preservar la memoria, construye versiones del presente, funcional a una lógica de control. Así es cómo los archivos pueden ser instrumentos de desaparición: lo que no entra en el archivo oficial, no existe. Lo que se traduce al lenguaje de las plataformas, pierde su densidad humana y se vuelve cifra.” Y me sigo preguntando: ¿nos convertiremos pronto en sólo los datos –incluyendo biométricos- de nuestra CURP? Y si no tenemos CURP ¿habremos desaparecido?
Bosque de Luz se publicará nuevamente hasta el 10 de agosto. ¡Felices vacaciones!