Habiendo casi terminado los cómputos de las elecciones locales y federal (realmente queda muy poco para su conclusión cuando escribo esta columna) los partidos y simpatizantes de la coalición que apoyó a Xóchitl Gálvez Ruiz como su candidata, conformada por PAN, PRI y PRD, están viviendo una derrota con sabor amargo igual que el limón.
Las cifras han ido fluyendo y el cómputo oficial de la elección federal para la presidencia de la república que emitió el Instituto Nacional Electoral (INE) al concluir el conteo del 100% de los cómputos en los 300 Consejos Distritales de la elección para la Presidencia de la República, así como el recuento de 116,397 paquetes electorales, equivalentes al 68.1% del total de casillas; ratificó que la abanderada de Morena, PT y PVEM, Claudia Sheinbaum Pardo, obtuvo un total de 35 millones 923,669 de votos expresados por los ciudadanos, es decir, 59.75% de la votación.
Por su parte la candidata de la Coalición “Fuerza y Corazón por México”, conformada por el PAN, PRI y PRD, Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz, sumó un total de 16 millones 502,458 votos, equivalente al 27.45% de los sufragios para la presidencia. Mientras que Jorge Álvarez Máynez, abanderado de Movimiento Ciudadano, terminó la contienda con 6 millones 204,518 votos, 10.32% de la votación.
Cifras contundentes que expresan muchas cosas, algunas explicables y otras no tanto. Pero lo que quiero destacar es que a la oposición y a algunos de sus simpatizantes, este resultado en la elección federal los agarró descolocados ya que pensaron que mandando mensajes en las redes sociales iba a generarse el milagro tan esperado (hasta fue Xóchitl a pedírselo a la Virgen de Guadalupe a la Villa, al cierre de campañas).
Y los comentarios de la sorpresa no se hicieron esperar: “pero cómo es posible si en mi casilla y en las otras dos cercanas ganó Xóchitl”, “si yo y todos mis vecinos votamos por Xóchitl, entonces al perder ella ¿hay fraude?”, “¿por qué ese resultado si toda mi familia y amistades votamos por Xóchitl?, entonces, hay fraude”. Y así comentarios sin fin que nos dicen lo desubicados que estaban -y están- muchos de los “Xochitllovers”. Su percepción de la realidad social se limita a su colonia, fraccionamiento o coto urbano donde residen. Nada del otro mundo, pero alejado de la racionalidad política.
Incluso hay casos de afirmaciones de simpatizantes de Xóchitl que dijeron que en todas las casillas de su alrededor vieron resultados donde triunfaba su candidata; “¿entonces por qué la derrota?”. Me parece que se olvidan que hay que sumar casillas en muchos y muy distantes puntos del país, y el interés propio lleva al deseo ferviente de que se ajusten los hechos a lo que cada uno desea.
Lo que si se debe reconocer es la certeza que brindo el Instituto Nacional Electoral (INE) al desarrollo de la elección federal, dado que cada parte del proceso fue desarrollada conforme la norma y reglamentaciones electorales aplicables y no hubo incertidumbre dentro del proceso. Existen otro tipo de cuestionamientos que deberán ser valorados por los órganos competentes.
En el caso de la elección local en Jalisco, el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana del Estado, está viviendo una de sus etapas más difíciles y oscuras. El PREP no funcionó, y el conteo rápido no convenció a una de las contendientes. La mano del desaseo y lentitud en los procedimientos y operación del órgano
electoral estatal se hizo presente, sus actos no tuvieron la máxima publicidad y transparencia; los recuentos fueron opacos, dado que el avance en los mismos no se reportó conforme se iba dando, sino hasta la conclusión de los mismos y con datos cerrados. Entonces la duda persiste y los números no cuadran. Cualquier contador de profesión reprobaría a dicho instituto.
La competencia local entre MC y Morena se cerró y las encuestas que algunos medios impresos difundieron previo y durante las campañas no se concretaron con resultados en la votación. Hubo más propaganda que instrumentos estadísticos. Un rotundo fracaso. Debemos aprender a diferenciar las encuestas serias y con carácter científico de las son meros anuncios de publicidad pagada.
El sabor amargo como el limón lo perciben quienes vieron alejarse sus expectativas y aquellos que se ilusionaron con encuestas e instituciones que fracasaron. Habrá que curar las heridas, pero la vida sigue y vendrán otros momentos y oportunidades para seguir luchando por ideales y objetivos. A lo mejor saboreando un dulce mango, o una suculenta y azucarada sandía se pueden alegrar la vida.