Por años, desde niños, hemos oído hablar de la “China Poblana” que es una religiosa que llegó a beata, dieron los teólogos y canonistas su anuencia en México para que se le canonizara, en tiempos en los que Sor Juana Inés de la Cruz, allá por el siglo XVII (centuria de los 1600), le dedicó algunos de sus versos.
Pero no fue tan afortunada esta China, porque su caso pasó a España y la inquisición de allá, no permitió su canonización. Décadas posteriores se recordó otra vez el caso, pero no le tocó.
Mala suerte, como tiene mala suerte hoy que es tiempo de mujeres, el que la zacatecana, Juana Gallo, heroica mujer, inteligente, perspicaz, no entre en las listas actuales, quizá porque auxilió, desde la estación de ferrocarril de Zacatecas, a los luchadores cristeros, un movimiento no tan reconocido oficialmente ya que injustamente se le liga a los movimientos sociales de extrema derecha.
Hay muchas maneras de luchar por el bien común.
Parece que en el país son millones las mujeres catequistas que son educadoras de pueblos.
Es tiempo de mujeres, para que lo sea en plenitud es esencial que se vea como complemento del hombre.
Es cierto que en el hombre hay la deformación del machismo, pero hay que ver de qué manera ha sido la propia mujer la que lo ha fomentado, sobre todo cuando se les disculpan a los muchachos sus bribonadas con el argumento de que él es hombre.
Es importante que hombre y mujer nos eduquemos para ser complementarios y que no por promover a la mujer, se ignore al hombre.
Ni por nada se desconocen las capacidades femeninas. Educación, educación.
Actualmente hay una queja muy socorrida dentro de la Iglesia Católica que señala un altísimo porcentaje de militancia de mujeres en la comunidad cristiana.
Hay novelas, cine, mesas de discusión en radio y televisión, que sostienen un punto de vista de que todo lo que se enseña para tener sometida a la mujer, se debe a la educación en colegios católicos, algo hay de eso, pero hay que asomarse a esos recintos para saber si las afirmaciones son tan acertadas.
Quienes hacen frente a estas tribunas de la comunicación moderna, no se ve que inviten a personas bien capacitadas que presenten otros puntos de vista aceptados por la sociedad.
¿Qué no vivimos en un país democrático donde todos contemos por igual?
