Gran polémica ha desatado la participación de mujer trans en el próximo certamen de Miss Universo. Se trata de Andrea Ponce, representante de España, quien ya fue oficialmente inscrita en la competencia.
De fondo, nos parece que el perfil del concurso es cada vez más anacrónico y que muy poco tiene que ver con los actuales esfuerzos por la reivindicación de las mujeres y la diversidad sexual. Acá mis rábanos:
Le voy a entrar con mi verso
de factura no académica
a alimentar la polémica
en torno a Miss Universo.
No hay que buscarle el reverso
a estas trifulcas verbales,
las discusiones actuales
no son sobre la belleza,
lo que está sobre la mesa
son los Derechos Sexuales.
Discutir sobre este asunto
es defender los Derechos
y eso lo hacen, en los hechos,
hombres y mujeres juntos.
Sin embargo hay otro punto
donde no hemos hecho equipo:
es el burdo prototipo
que tiene la sociedad
de que la feminidad
es sólo un estereotipo.
Que si 90 de busto
y 60 de cintura
son parte de una cultura
que va modelando el gusto.
¿Pero quién dice lo injusto
que eso trae todos los días?
Hablamos de regalías
que no respetan frontera
y un negocio que genera
millones en cirugías.
La mujer que se promueve
por lo que hemos visto aquí
debe ser un maniquí
que a su capricho se mueve.
Desde el siglo XIX
comenzó la discusión:
no podía usar pantalón
la mujer y, en realidad,
era un tema de equidad
entre la hembra y el varón.
En el aula, en el trabajo,
¡No a los criterios estrechos!
pues la igualdad de derechos
hoy se exige desde abajo.
No es tema para el relajo
ni para el meme oportuno,
es lo que el siglo XXI
nos grita hasta por los codos:
DERECHO QUE NO ES DE TODOS
QUE NO LO TENGA NINGUNO.
Deshagamos las marañas
del mundo y todos felices:
que participen las misses
incluyendo a la de España.
Su presencia a nadie daña,
¡y qué bueno que haya entrado!
En un mundo equilibrado
entre el hecho y el discurso
seguro que este concurso
va a ser cosa del pasado.
cortandorabanos@yahoo.com