A las voces surgidas después de la revocación de mandato (como la de Félix Salgado) que se preguntan ¿por qué si ya está permitida la reelección de legisladores y munícipes, no se permite la de gobernadores (abogando por su hija) y Presidente de la República?, habrá que contestarles que el 17.77% de participación en la consulta de AMLO, dista mucho del 69% y el 83% de Hugo Chávez y Evo Morales, en 2004 y 2008, respectivamente.
Lo ocurrido el domingo pasado, además de sumar dos fracasos al hilo en la aplicación de las figuras de democracia directa, sirvió para detectar fortalezas y debilidades del partido Morena: 1.- Seis de los 18 estados gobernados por Morena y sus aliados, tuvieron porcentajes de participación inferiores al promedio nacional (17.77%), destacando -por las implicaciones negativas para Ricardo Monreal en la sucesión presidencial-el caso de Zacatecas con un 14.20%,; 2.- El mejor desempeño lo tuvo Tabasco, con un 35.94%, estrellita para Adán Augusto; 3.- La CDMX quedó en el 12° lugar, con un 19.74% y una tasa de rechazo a la continuidad del 10.35%, aportando un total de un millón 502 mil 531 votos, mientras el Estado de México, gobernado por un priista, aportó 464 mil 899 votos más que la CDMX y con un rechazo de solo el 9.47%. Tache para Claudia Sheinbaum; 4.- Hidalgo y Yucatán gobernados por el PRI y el PAN respectivamente, logran mayor participación y menor tasa de rechazo que seis gobernados por Morena y la CDMX. Moraleja: embajadas para los gobernadores priistas del Estado de México e Hidalgo, y para el panista de Yucatán.
De los seis estados en que habrá elecciones en junio próximo, en Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas es de preverse un triunfo de Morena por tener porcentajes de participación superiores al promedio nacional; mientras que Aguascalientes y Durango se perfilan para el PAN y el PRI, respectivamente, por sus bajos porcentajes de participación (9.82% y 10.28%) y las tendencias de las encuestas.
Por los resultados obtenidos y lo costoso e inútil del ejercicio, en vez de proponer bajar al 20% el porcentaje de participación para su validez, lo que debería concluirse es que la revocación presidencial al tercer año debe derogarse; y, establecer un período presidencial de cuatro años, con una sola reelección.
Javier Hurtado